«Voy a llorar desde el principio», decía una joven que ocupaba uno de los primeros puestos de la fila que se formó a la puerta del Liceo para asistir al documental ‘Unión Deportiva Salamanca, la historia de un sueño’.
«Cuánto se la echa de menos», remachaba una señora que no se perdía un partido en el Helmántico y que hacía cola desde las cinco de la tarde, tres horas antes del inicio de la proyección. «Nos hemos quedado vacíos», apostillaba.
Junto a ellas había otra mujer que, además, seguía a la UDS en sus desplazamientos y que ahora trata de consolarse con el Avenida.
Dicen que lo de Unionistas «es más para los jóvenes» y no les llama mucho. «Yo fui a verlos a Zamora y me gustó» intervenía un hombre con la bufanda de la UDS al cuello. Otro recordaba que «hemos sufrido mucho» con los altibajos de la Unión.
Había gente esperando desde las cinco para no quedarse sin sitio y una cola llamativa ante la puerta del Liceo bastante antes de que se abriera la puerta, a las 19.30 horas.
Del Bosque
Luego se llenó el patio de butacas y casi todos asientos de los anfiteatros, pero no se llenó el aforo, ni siquiera para ver a Vicente del Bosque, que llegó a las 20 horas y recibió una ovación cuando entró en el patio de butacas del teatro para ocupar su asiento y ver el documental antes de participar en el coloquio posterior.
Había ambiente nostálgico en el Liceo, como de funeral, para darle un último adiós a la UDS.
