Opinión

‘In vigilando’ a los ‘pro británica’

Esperanza Aguirre y Francisco Granados.

[dropcap]U[/dropcap]nos dicen ¡qué cansancio!, otros ¡qué trauma!, otros ¡me duele el reuma cervical de tanto contemplar este desfile!, que es algo así como que a uno le duela España pero no en el alma sino en los huesos, y no la España del 98, sino la del pelotazo postmoderno por todo el ángulo de la escuadra.

Que en esto de “in vigilando” la pasta pública, por mucho que cambien de entrenador, títere del IBEX, monarca simbólico, o dimita para volver al día siguiente sucediéndose a sí mismo el cotarro en persona, el banquillo sigue a lo suyo. De juerga en juerga. Y de saqueo en saqueo.

¡Qué cruz!

Otros dicen ¡ha llegado el invierno! y las hojas del otoño se caen con las botas puestas y sus flores vírgenes.

Que es como recibir una recesión sin que la anterior haya despachado aún a todos sus muertos. Prudencia para no confundir cadáveres con recién nacidos, o dimitidos con resucitados, o terceras vías con las mismas vías de agua, inundación y naufragio. Porque anda ya todo revuelto y sin estaciones donde apearse.

Dígame, ilustre dormido, que la vida es sueño ¿con qué estafa se despereza usted mejor? ¿Con la que aún no se ha ido o con la que ya se ve llegar pisando fuerte?

Que digo yo, si el retraso en la edad de jubilación no será para sincronizar el fin de la crisis con el propio fin de nuestro trayecto vital, y la victoria final con la resurrección de la carne. Muerto el perro se acabó la rabia. Y muerto el solicitante de empleo, se acabó el paro. Que el premio a tanta paciencia, como en los viejos tiempos, está en el más allá.

Nuestra clase política, que no es capaz de denunciar y resolver estafas (estructurales), ha de ser capaz por lo menos de inventar palabras que las maquillen. Ahora estamos con “in vigilando”, un intento de evitar lo penal carcelario con el sacrificio (teatral) de lo político. Pero aún no de lo ideológico.

Se van quemando barcos, pero el tesoro no se suelta ni la pasta se devuelve.

Nuestra catarsis, permítanme lo diga sin rencor, dura ya más de una legislatura, y sin embargo seguimos esperando que el somnoliento (y aburrido) colega de Freud nos deshipnotice y despierte, y extraiga la piedra de nuestra locura, el verdadero ello enquistado en nuestra mentira oficial, que contempla el mundo a través de un embudo: como la epopeya del 1% y la servidumbre del resto insignificante.

[pull_quote_left]En eso consiste la amenaza del “brexit” anglo-financiero de Cameron, mejor tolerado y consentido que el “grexit” de la democracia griega: los dueños del cotarro y su City quieren seguir “in vigilando”, mangoneando[/pull_quote_left]La mentira y su verdad reprimida causa neurosis en el individuo de andar por casa o a través de la oficina, pero en un conjunto de individuos constituido en país, o en un conjunto de naciones reducido a supermercado, causa la ruina de toda una civilización. ¿Y no era esto lo que queríamos salvar, la “civilización”, con la patada final al muro inhóspito de Berlín?
Y aquí es donde llegamos al origen de todo: a la doctrina.

Porque cuando la doctrina no es sana, los frutos no pueden ser saludables. Obvio es que los frutos no son saludables… ergo…
¡Puro empirismo!

Empirismo a lo “pro británico”, del tiempo de Francis Bacon y no del tiempo de Margaret Thatcher. De cartabón y regla. De saber contar con los dedos.

Por eso Aguirre incurre en contradicción al culparse de “in vigilante” y alabarse de “pro británica”, en su calculada e insincera rueda de prensa. Pues la esencia de lo pro británico -en el sentido thatcheriano en que ella lo invoca y representa- consiste en “in vigilar” a los golfos y reprimir a los que no lo son.

Y esto no es ciencia aritmética, es doctrina. Esto es de manual y evangelio de los neo libertarios, ácratas del Estado social, solidario y de derecho. Antisistemas de la civilización conseguida con sangre, sudor y lágrimas, por unos abuelos que no nos merecemos.

Y en eso consiste la amenaza del “brexit” anglo-financiero de Cameron, mejor tolerado y consentido que el “grexit” de la democracia griega: los dueños del cotarro y su City quieren seguir “in vigilando”, mangoneando, y sobre todo que los dormidos no despierten. Por eso tantos tratados que nos tratan de esclavos, se firman a oscuras y de noche.

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