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Opinión

Un alemán y un mafioso

El exministro de Exteriores alemán Hans Dietrich Genscher.

[dropcap]E[/dropcap]s probable que sean pocos los salmantinos que recuerden que Hans-Dietrich Genscher, el ex-ministro alemán de Exteriores durante 18 años que acaba de morir, era doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca. Otro tanto ocurrirá, sin duda, con Giulio Andreotti, el gran factotum de la política italiana. Ambos recibieron la investidura como “encargo” del Gobierno español: había que premiar a lo dos ministros de Exteriores por su apoyo al ingreso de España en la Unión Europea, y se consideró que ninguna distinción mejor que ese honor de la Universidad española más antigua. Lo que ocurre es que, a estas alturas, mientras el alemán permanece en la relación de doctores de honor, el italiano ha desaparecido de esa lista…, sin que conste el motivo por el que se le ha eliminado, aunque se sospeche por qué: su condición mafiosa.

La investidura de Genscher tuvo lugar el día 17 de marzo de 1986, un día plomizo y desagradable, muy marcero. Escoltado por su colega español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, el político liberal de larga proyección cometió “un delito” imperdonable para un alemán: llegar tarde, mucho más tarde de lo previsto, a la recepción programada en el Ayuntamiento de la ciudad. En el salón había nerviosismo por el retraso…, aunque cada cuatro o cinco minutos llegaban avisos de que “ya viene”. Pero no llegaba. (Mi anécdota personal es que ese acto supuso mi debut como autor de una retransmisión en directo en la radio, y en cuatro ocasiones, cuando se nos avisaba de que “ya viene”, pedí con urgencia la entrada en el programa para comunicar que Genscher entraba, que subía las escaleras… Ni entraba, ni subía las escaleras. A la quinta ocasión, por fin, el ministro alemán sí subía por la escalera hacia el salón de sesiones…).

Después, en el Paraninfo de la Universidad, durante la ceremonia de investidura la anécdota fue de otro tipo. Al comenzar la intervención de Genscher desde la tribuna para agradecer el honor recibido, desde el fondo de la sala siete jóvenes, miembros de la Plataforma por la Paz, comenzaron a gritar “OTAN no, bases fuera”, al tiempo que fuertes aplausos se alzaron para tapar las voces mientras la policía desalojaba a los autores de los gritos. Hay que tener en cuenta que sólo cinco días antes se había celebrado el referendum sobre la OTAN, que en Salamanca –con escasa afluencia de votantes– fue respaldado por el 52,29% de las papeletas.

[pull_quote_left]Aunque Italia no fue capaz de meter en prisión a Andreotti, sí parece que la Universidad de Salamanca lo ha expulsado a las tinieblas de su catálogo de doctores de honor…[/pull_quote_left]Y el día 15 de mayo, cincuenta y nueve días después, el paraninfo de la Universidad se volvió a vestir de gala para otorgar el doctorado honoris causa a Giulio Andreotti, el democristiano conocido con Il Divo, siete veces primer ministro de su país, además de ministro de otra serie de departamentos, entre ellos, con reiteración el de Exteriores, que de nuevo ejercía en esos momentos. Aquel hombre con su cuello distorsionado pero con mente lucidísima, gran artimañero y muñidor de la política italiana y enredador –se lo calificaba como un cardenal, por su sutileza e influencia– en el mundo del Vaticano, en ese tiempo del honor salmantino se ha sabido que ya venía operando para su provecho con la mafia siciliana en un ámbito de corrupción e incluso criminalidad, por lo que fue condenado en varios procesos, a pesar de lo cual su poder evitó que ingresara en la cárcel.

Aunque Italia no fue capaz de meter en prisión a Andreotti, sí parece que la Universidad de Salamanca lo ha expulsado a las tinieblas de su catálogo de doctores de honor… No obstante, el poderoso senador vitalicio estuvo de nuevo en la Universidad salmantina, ya que el 7 de octubre de 2004 participó en el XII Coloquium Tullianum, y al día después, los honores también lo colmaron en la Universidad Pontificia, donde firmó en el libro de honor de la institución eclesiástica. Desde luego, ese mundo del vaticanismo había sido su mundo durante décadas de poder y maniobras, al igual que lo fue, como demostraron los tribunales, el de la complicidad con la criminalidad mafiosa.

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1 comentario en «Un alemán y un mafioso»

  1. ¿Cómo pueden existir centros educativos concertados con nombres como «Siervas» de San José, «Esclavas» del Sdo Corazón, » Siervas» de Jesús, «Siervas» de María, etc y no pensar en el mensaje descriminatorio que la palabra sierva, esclava conlleva en la educación a la igualdad?

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