Opinión

Los padres en la etapa del ‘sandwich’

[dropcap]L[/dropcap]lega un momento en la vida familiar en la que los padres se encuentran entre los hijos y los abuelos.

Por un lado está el cuidado y educación de los niños, el trabajo de la pareja y el cuidado de los abuelos.

Hasta que no surge un problema de salud, todo parece ir correctamente. Familia feliz, pero si aparece cualquier contratiempo, por alguno de los lados, todo se complica. El ritmo familiar se altera y afecta a los diferentes miembros, pero sobre todo a los padres. Si ya resulta difícil compaginar la vida familiar con la laboral, en estas circunstancias se desborda y sobre todo si existe una hospitalización.

Dando la vuelta a esta situación, se puede tomar como una oportunidad para que los hijos aprendan a adquirir más responsabilidad y sobre todo saber afrontar situaciones críticas. Por lo general los padres intentan mantener al margen de estos problemas a los niños para evitarles sufrimientos, pero sucede que ellos captan rápidamente que algo no va bien y que sus padres están más nerviosos de lo habitual.

A los hijos siempre hay que contarles la verdad, utilizando las palabras adecuadas a cada edad.

Una de las repercusiones puede ser un cambio de comportamiento en el colegio e incluso un descenso en el rendimiento escolar. Ante cualquier cambio en la situación familiar como puede ser un ingreso hospitalario o el fallecimiento de uno de los abuelos, se tendría que comunicar a los profesores para que comprendan cualquier anomalía en la conducta de los niños.

Algunos pequeños al sentirse menos controlados por los padres, ya que puede descender su atención por el aumento hacia los abuelos, se aprovechan de la situación y ejercen un chantaje sobre ellos. Suelen conseguir cosas materiales que en otros momentos los padres no comprarían, pero que al sentir sentimiento de culpa por no dedicarles el mismo tiempo que antes, lo hacen.

La situación de estrés que sufren algunos padres al tener que atender por un lado a los abuelos y por el otro a los hijos, puede repercutir tanto a nivel físico como emocional y acabar enfermando.

Para paliar estos inconvenientes hay que tener la cabeza fría y buscar soluciones que ayuden a sobrellevar el día a día. Una de las medidas que se tiene que considerar es la de pedir ayuda. Tanto para los cuidados en el hospital si llega la ocasión, como en casa. Muchas personas están dispuestas a colaborar, pero cuesta mucho pedir ayuda.

Dosificar la energía, si hay un miembro hospitalizado, no sirve de nada estar dos o más personas acompañando al enfermo. Si la estancia hospitalaria se alarga las fuerzas de todos los miembros disminuyen y las tensiones se disparan.

Desde estas líneas animo a los padres que estén en esta etapa del sandwich, que consideren estas recomendaciones y dosifiquen sus energías para que la familia no se desequilibre.

Ilustración: Miguel González Cabezas

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