El Rey Felipe VI no ha propuesto a ningún candidato la formación de un nuevo gobierno tras los comicios del 20 de diciembre.
De este modo, si antes del 2 de mayo no se produce ningún acuerdo in extremis, el monarca firmará la convocatoria de nuevas elecciones para el 26 de junio y se disolverán las Cortes de la legislatura más corta de la democracia española.
Si los resultados se parecen a los actuales, la formación de Gobierno podría retrasarse hasta septiembre.
La decisión del Rey se ha basado en la evidencia de que ningún candidato ha logrado los apoyos necesarios para formar un ejecutivo.
Una incapacidad ostensible mostrada por los partidos. La izquierda, por su atávica incapacidad para ponerse de acuerdo, por egos o por celos, y la derecha, porque confía en que una repetición de los comicios le dé más escaños ante un previsible aumento de la abstención.