[dropcap]I[/dropcap]niciamos hoy un artículo un tanto insólito en mis escritos para lacronicadesalamanca.com, pues se trata más bien de una reseña de un libro que me ha llamado la atención por su gran interés, y que hoy presentaré en la tarde, en el Instituto Confucio.
Es el segundo trabajo que Christian Careaga ha dedicado a la República Popular, siendo el primero fue “Perspectivas del modelo empresarial chino”, en 2012, un tema en el que el autor supo hacer una buena glosa, de cómo evoluciona el sistema productivo del antiguo Celeste Imperio: con empresas cada vez más en la lógica internacional, y con una privatización progresiva, de modo que actualmente más del 60 por 100 de la fuerza de trabajo labora en entidades de carácter privado. Y en esa atención al coloso asiático, el Doctor Careaga fue ganando en apreciación de matices, calando más profundamente en una realidad que cambia a gran velocidad.
No debo dejar de agradecer su hospitalidad al Instituto Confucio, y lo haré con palabras chinas, leídas en pinying:
Uo djintien jen caesing zae Madeli Kongtse xüeüan
(Es un placer estar en el Instituto de Confucio)
Y a partir de aquí, diré que el autor del libro que nos ocupa es Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid, con una Tesis en cuya valoración tuve ocasión de intervenir siendo miembro de su jurado: un tema interesante, sobre “Política económica exterior y expansión financiera e industrial española hacia América Latina”.
En este nuevo trabajo del Dr. Careaga, se presta una atención incisiva a la realidad evolutiva de la República Popular; con un planteamiento que relaciona al país más poblado del planeta con el resto de la comunidad internacional. De la que ha pasado a formar parte principal, a través de una serie de hitos sucesivos que le han llevado a una prevalencia sólo parangonable a EE.UU.
El libro que ahora comentamos, cuyo título aparece en el frontispicio de esta recesión, empezó a redactarlo Christian cuando yo estaba preparando mi discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: “Globalización y soberanía mundial: un ensayo sobre la paz perpetua en el siglo XXI:”. Y en esos meses de intensa labor de antiguo alumno y viejo profe, intercambiamos varios correos electrónicos con puntos de vista diversos sobre las respectivas materias, que a mí me resultaron de lo más interesante. Por eso diré en chino yinping aquello de que
Tsai shengjuo chong, tsuei jao de sheching she ni de dize jen ai ni, gen Cristiano ai wo i ang
(Lo casi mejor de la vida es que tus antiguos discípulos te quieran tanto como Cristiano a mí mismo)
En el libro en cuestión, se diserta ampliamente, por el prologuista de la obra, Miguel Moltó Calvo (ex Director de la Comisión Europea en España y Catedrático de Economía Aplicada), sobre lo que ha ido sucediendo en China a partir de la desaparición de Mao (1976). Con especial referencia a los impulsos de Deng Xiaoping con sus cuatro modernizaciones: privatización de la agricultura (complementariamente: los campesinos, desde 2013, van accediendo ya a la propiedad); el resurgimiento de las empresas privadas, que originaron el impresionante crecimiento industrial; la sofisticación de las fuerzas armadas, ya con misiles killer y casi un pie puesto en una base permanente en la Luna; y el énfasis en los avances tecnológicos, que hoy se manifiestan ostensiblemente en el egreso anual de dos millones de ingenieros.
Todo eso ha permitido a China superar en PIB a EE.UU. (en términos de paridad de poder adquisitivo), con la posibilidad de que en 2030 pueda doblar el producto social USA. Lo que obliga a pensar en la negociación de un gran acuerdo bilateral entre las dos superpotencias; siguiendo el consejo de Henry Kissinger, en su interesante obra On China, en donde recomienda un arreglo de amistad perpetua entre la República Popular y la Unión Norteamericana; en la tónica que ya preconizó Eyre Crowe, en su memorándum de 1907, para evitar una guerra entre el imperio británico y el alemán… que al final se inició en 1914, con las más catastróficas consecuencias.
Del recorrido futuro de China, se ocupa el autor en sus apreciaciones tendenciales a largo plazo, y a ese respecto, cabe subrayar algo tan elemental como que un español exporta la mitad que un alemán, y cinco veces lo que un chino. Así pues, cuando un ciudadano de la República Popular exporte como promedio lo que un hispano, la salida global de productos chinos será cinco veces la nuestra cifra, multiplicada por un factor 40: en síntesis, 250.000 millones de euros x 40 = 10 billones.
¿Se imaginan lo que es eso? Pues será posible, para lo cual ya se está trabajando desde Pekín en una reforzadísima Ruta de la Seda a través de Asia continental, y también al sur, por la vía marítima del Índico, entrando por Suez, para dominar el Mediterráneo.
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