[dropcap]E[/dropcap]n Salamanca es reconocido que el personal se llena la boca con los méritos monumentales e históricos, entre otros, y se señala que eso arrastra mucho turismo, incluso visitantes que buscan que tal patrimonio les deje cierto poso. Y las autoridades de distinto tipo alardean de ello. Pero esos mismos mandos con demasiada frecuencia siembran el camino de obstáculos para que se pueda disfrutar la oferta salmantina histórico-monumental.
Pinto el caso, lo que ahora mismo ha ocurrido con la fachada plateresca de la Universidad. En pleno agosto se han plantado los andamios que impedirán la contemplación de ese estandarte pétreo universalmente reconocido a turistas y visitantes. Por lo visto, no hay en el año otro tiempo más adecuado para asentar los andamios de la necesaria restauración. Hay que hacerlo cuando más gente, teóricamente, llega al Patio de Escuelas para plantarse ante la fachada, aunque sólo sea para la tontería de “buscar la rana”. Los responsables de todo tipo de que el andamio se haya dispuesto ahora parece que ignoran la patada en plenas pelotas que representa que llegues a un lugar significativo por su valor, con las ganas de gozarlo, y te encuentres con la bofetada del andamio.
Claro que soy consciente de que las obras hay que hacerlas y que eso supondrá, como nos ha pasado a muchos en este país y en otros, toparnos con los andamios, como ocurre ahora mismo con la fachada del Obradoiro en Santiago, una obra que, por otra parte, ya lleva en ejecución meses y meses porque su complejidad impone esa situación. Pero no es el caso de la fachada universitaria, que pudo y debió dejarse para operar en ella hasta pasado septiembre, por ejemplo. Está, bien cerca, el caso vecino de la crestería del Patio de Escuelas, que se restauró en tiempo más adecuado a efectos de visitantes. En la fachada, no. Con la fachada se ha atizado una bofetada a cientos y cientos de turistas y visitantes, muchos de los cuales perderán definitivamente la oportunidad de conocer la muestra más significativa del arte plateresco.
Y por el mismo estilo ha ocurrido por parte del Ayuntamiento cuando se ha metido a renovar redes de conducción en la zona de la plaza de Los Leones, con las calles Rondín Edades del Hombre, San Vicente Ferrer, Doyagüe… Sin contemplaciones, en pleno julio y agosto, a levantar los adoquines y a dificultar notablemente la circulación del personal en una de las zonas más transitadas de la ciudad, porque es la ruta para muchas gentes hacia el Huerto de Melibea. En ocasiones son cientos y cientos de personas las que en estos meses veraniegos fluyen hacia ese rincón con referencia celestinesca. Pues durante días, las gentes han tenido que toparse con la maldita molestia de las obras, porque es evidente que los señores del Ayuntamiento no disponen de otro momento durante todo el año para realizar la renovación de redes. Una obra que hay que ejecutar, pero una obra que hay que realizar cuando se moleste menos, no precisamente cuando se revienta a más gente. Si no es adrede, bien lo parece.
Como en otros aspectos, en esta ciudad parece que no se cae en la cuenta de que tiene determinadas servidumbres precisamente por su condición, esa condición que atrae a visitantes y turistas. Me revienta cuando autoridades y gentes de instituciones se lanzan a cantar gorgoritos y aleluyas vacíos en torno a la ciudad, y que son los mismos que carecen de conciencia sobre lo que la ciudad representa y requiere.
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1 comentario en «A reventar»
Bien Nacho