«Vamos perdiendo aceite y plumas por la calle» (risas)

 

Un joven comparte su experiencia y dificultades en el momento de darse a conocer como homosexual. En un mundo que, todavía, no está limpio de rechazo y discriminación, su consejo es la sinceridad.

Algunas personas creen que la homosexualidad es una enfermedad; ¿podrías decirnos cómo se diagnostica? ¿tiene unos síntomas concretos?
Se nota enseguida: vamos perdiendo aceite y plumas por la calle (risas). Me hace mucha gracia que piensen eso; si es una enfermedad, tendré derecho a un subsidio, ¿no? Yo quiero cobrar mi baja por maricón.

¿Quién fue la primera persona a la que se lo contaste?
La primera persona en saberlo fue un amigo del instituto, en un momento de confesiones. Yo no tenía las cosas muy claras en aquel momento, pero intuía lo que había y necesitaba hablar de ello con alguien.

¿Te resultó muy difícil salir del armario?
Sí, me costó bastante. No creo que haya que ir contándolo a cada persona que te encuentras, pero mis amigos debían saberlo. Sentía que, si no se lo contaba a las personas que me importaban, les estaba ocultando una parte de mí y no estaba siendo sincero ni justo con ellos. Les estaría engañando.

¿A qué persona te resultó más difícil contárselo?
Creo que a mis mejores amigos de entonces. Me daba miedo que tuvieran una reacción negativa o que no les gustara. También fue difícil con mi madre. En general, con aquellas personas más importantes en mi vida y cuya opinión valoraba más.

¿Sigue siendo un secreto para algunas personas?¿Por qué?
Sí, por ejemplo, mis abuelos. Se trata de personas que, por tener otra mentalidad, creo que no llegarían a aceptarlo aunque yo lo intentase. No tengo ningún problema en contarlo a gente de la calle y no me importa lo que piensen, pero con mis abuelos tengo que convivir. Deben seguir formando parte de mi vida y sé que contárselo tendría efectos negativos.

¿Te has sentido alguna vez discriminado debido a tu orientación sexual?
Sí, muchas veces y por muchas personas. En el instituto he oído cosas como ‘maricón de mierda, guarda la pluma’.

¿Opinas que ser homosexual te cierra puertas, por ejemplo, en el mundo laboral?
Desgraciadamente, creo que sí. No lo he vivido en primera persona, pero es así.

¿Qué dirías a quienes lo ocultan por este motivo?
Opino que cada persona es un mundo y cada situación es diferente. No puedo poner sentencia a nadie ni decir ‘tienes que salir del armario’ o ‘tienes que esconderte’. Mi consejo es, si puedes salir, sal del armario. Se está muchísimo mejor. Empezando por amigos y círculos cercanos. Aunque cueste, que de verdad cuesta, yo lo haría.

Por: Laura Corvo Félix

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