Esta frase de Groucho Marx quizás resuma alguna que otra decepción que todos ustedes se habrán llevado en alguna ocasión al entrar en la habitación del hotel reservado. Y es que algunos establecimientos basan la economía en la incomodidad y la sobriedad.
Pero realizar un viaje con toda la intendencia y hasta logística que requiere, no siempre es sencillo y pocas veces sale según nuestras expectativas; al menos en todas sus facetas.
Exceptuando aquellos viajes de trabajo en los que viajan y suelen quedarse a pasar la noche en algún establecimiento encontrado al azar y cuyo único criterio de elección se basa en que “no tiene mal aspecto”, en todos los demás, sobre todo familiares, de vacaciones o alguna cita importante, nos gusta quedar bien y que sea lo esperado y deseado por todas las partes.
Normalmente buscamos la comodidad, funcionalidad, que no echemos de menos nada de lo que usamos y que es tan habitual que damos por hecho que ya lo tienen. Habrán vivido a buen seguro la experiencia de entrar en una lujosísima y carísima habitación que probablemente no vayan a disfrutar, porque el objetivo es turismo cultural u otros, y al ir a usar internet se encuentran que no tiene wifi o hay que contratarla y pagarla aparte; el secador de pelo hay que pedirlo; tienen un sin fin de chucherías pero falta un kit de afeitado, y así todo.
Hay quien se dedica incluso a escribir trucos para encontrar hoteles económicos y cada uno lo cuenta según su experiencia. Existe una solución sencilla, la mejor de las tretas ya mencionadas, y es entrar en Hoteles Económicos y allí encontrarán todos los establecimientos que se adapten a sus expectativas y objetivo de viaje y con la mayor gama de precios imaginables. Visite Hoteles Económicos y presumirá de truco.





















