Opinión

De varia suerte

Mariano Rajoy y Albert Rivera se reunieron este jueves en el Congreso. (Foto; PP)

[dropcap]E[/dropcap]l de hoy ha sido un día de cabreo sentido como desde hacía tiempo no me agarraba la desazón que se siente cuando te consideran tonto de remate. Ha sido como consecuencia de escuchar y leer a Mariano Rajoy y sus gentes del partido lanzados en tromba para vocear que, si el día 25 de diciembre hay que acudir a votar, la culpa será de Pedro Sánchez; me daría igual que dijeran que era de Pablo Iglesias o de Albert Rivera, si fuera el caso.

 

Ofende a la inteligencia que esas gentes que preside Rajoy sigan sin pestañear la consigna del líder tumbón y artimañero. Si el día de Navidad hay que acudir a las urnas de nuevo, será única y exclusivamente porque así lo ha decidido Mariano Rajoy al señalar la fecha del debate de investidura, con la eficacísima obediencia de su entrañable Ana Pastor, la antigua estudiante en Salamanca, convertida en presidenta del Congreso de los Diputados para atender los deseos del amigo en lugar de ejercer como requiere su cargo. El candidato podía haber marcado otras fechas diferentes, antes o después del día 30. Pero no, con toda la pachorra del cálculo y armado con clara conciencia de lo que hacía, buscando expresamente el día adecuado en caso de que no salga investido presidente, dispone la cabronada de que las elecciones “caigan” el día 25.

[pull_quote_left]Si el día de Navidad hay que acudir a las urnas de nuevo, será única y exclusivamente porque así lo ha decidido Mariano Rajoy al señalar la fecha del debate de investidura, con la eficacísima obediencia de su entrañable Ana Pastor[/pull_quote_left]Desde su simpleza razonadora de artimañero de pésimas artes (eso que otros califican como “un genio de la estrategia”), si hay que votar el día 25 porque los socialistas no le prestan su abstención, todo estará claro: la culpa es de los socialistas, de Pedro Sánchez. Es otra zumba más que le carga a los socialistas para tapar sus propias incapacidades. Y lo socialistas seguramente serán responsables de una serie de situaciones, pero, evidentemente, no de que haya que votar el día de Navidad si se mantiene el estado actual de cosas. Responsable será, con toda su conciencia, Mariano Rajoy, como lo ha sido de llevar a este país a la enorme expansión de la desigualdad y la pobreza como consecuencia de su “reinado” maravilloso según él mismo y sus muchachos. Estos muchachos que cargados con sus alforjas ya han sido lanzados como apóstoles por todos los rincones de España para predicar su mensaje navideño: culpable, Pedro Sánchez.

Culpable, total y absoluto, Mariano Rajoy.

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YA LO  VEMOS

Ya lo vemos en Salamanca y Castilla y León, donde el PP gobierna con amparo de Ciudadanos. Ya lo vemos: el PP sigue haciendo lo que le viene en gana. Lo que le da la gana hace el PP en el Ayuntamiento salmantino y en la Junta tras ofrecerle a Ciudadanos dos consuelos y alguna carantoña. Pero la esencia “gobernadora” pepera se mantiene con todo su brío, ante el inoperante Ciudadanos que se consuela con algún arrumaco (y hasta son capaces de sacar pecho), donde se demuestra su ineficacia e inoperancia.

Estos mismos son los que asumen, cuando ahora salta la situación al ámbito nacional, que el PP proclame que Ciudadanos ya “controla” una serie de gobiernos de acá y de allá. Pues bien, la experiencia de Salamanca y de Castilla y León es lamentable. Ciudadanos, quizá porque es su esencia ideológica, no sujeta en nada las andanzas del PP. La realidad es la realidad. Y esa realidad es la que nos espera en el ámbito nacional, estamos bien servidos.

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VERTEDERO

Fechas atrás reflejé en este espacio digital la lamentable situación en que se encontraba el entorno de la catedral en la zona del rondín de las Edades, calles San Vicente Ferrer, Doyagüe, plaza de Los Leones. En el momento en que más visitantes de Salamanca acuden a esa zona, fundamentalmente con dirección al Huerto de Melibea, se rajan las calles para meter tuberías y quizá otros servicios, que sin duda serán necesarios, pero que deberían desarrollarse en otra época del año diferente a la del verano para no afectar al paso de visitantes. Eso, en Salamanca, es un asunto de “asar la manteca”. Algo meramente elemental.

Pues bien, aparte de seguir las obras –en algunas calles taparon ya las zanjas abiertas–, resulta que han convertido la plaza de Los Leones en un gran vertedero. Junto al muro de la catedral se amontonan cada día los residuos de las obras y la pirámide de tierra y demás ya alcanza unas “elegantes” dimensiones sobre el enlosado granítico de la plaza. Es decir, estamos ante un repelente montón en un lugar en el que nunca se pudo pensar que podría servir para tal destino.

obras entorno catedral tuberias07            Y es que, realmente, cuesta entender que los munícipes y los técnicos de la casa no se empapen de algo elemental: Salamanca es una ciudad que no puede admitir ese tipo de tratamiento basureril (ya sé que no figura en el Diccionario, pero es muy gráfico y descriptivo). Porque es esencial tomar conciencia de que Salamanca se encuentra en una escala que no puede admitir esa degradación. Y desde el alcalde al concejal y al técnico con responsabilidad deben controlar ese tipo de situaciones y exigir a la empresa concesionaria de obras que en cada jornada de trabajos en la zona histórica se deben retirar los residuos, nunca permitir una montonera como la vergüenza que luce junto al muro de la catedral en la plaza de Los Leones, primero porque es indigno en si en ese punto, y después porque es por donde además desfilan miles de visitantes. ¿Dónde coños está tanto golpe de pecho, tanta glorificación de la Salamanca patrimonio de la Humanidad, de la Salamanca histórica, de la Salamanca de bla-bla-bla oficial? He ahí una muestra…, aparte de en otros lugares.

Hermosa foto la que Salamanca se vende en la plaza de Los Leones.

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