Emiliano Jiménez en sus Dimes y Diretes de esta semana nos descubre expresiones que están vinculadas a Salamanca, aunque ya están en desuso y otras que son como la vida misma.
Andar buscando al bachiller, en Salamanca
Esta frase, hoy en desuso, se aplicaba cuando alguien quería buscar a una persona dando o teniendo señas comunes de mucha gente, parodiando encontrar a un bachiller en «Roma la Chica» diciendo, por ejemplo, que vestía de negro; lo que era como «buscar una aguja en un pajar», dado el gran número de estudiantes que vestían así. También se podía decir lo mismo pero «de Salamanca», por lo mismo, aplicado a toda España.
París bien vale una misa
Frase dicha por Enrique de Navarra que, siendo hugonote y pretendiente al trono de Francia, decidió cambiar de religión para poder ser rey, IV de su nombre.
Esto me recuerda a aquel político que cambiaba de vez en cuando de partido, según que el suyo hasta ese momento perdía las elecciones. Preguntado si no le daba vergüenza ser tantas veces tránsfuga, el respondía: «Yo no he cambiado nunca. Siempre he querido ser concejal».
¿Cuántos Enriques Cuartos hay hoy?
La vida es como una escalera de gallinero, corta y llena de m…
Parece ser que sitúan su origen en una novela de Ángel Mañas, que dio lugar a una película que no he visto. No estoy de acuerdo porque la había oído antes. Es el prototipo de idea pesimista, que hay que desechar porque la vida es un gran don, que hay que saber disfrutar en toda su belleza y bondad.
¡Tú pitarás, tú pitarás!
Había en un pueblo, hace muchos años, muchos, un vecino que tuvo que ir a Madrid, por motivos que no hacen al caso. Enterados sus paisanos, le abordaron varios diciéndole que necesitaban pitos para reunir el ganado y que hiciese el favor de traérselos. Pero hubo uno que le dio un dinero para el mismo fin. A lo que el viajero le contestó está frase proverbial.
Cuando hagas un encargo conviene pagarlo antes, para tener la seguridad de que lo vas a recibir. ¡O contra reembolso!
A la luna de Valencia
Se suele decir esto cuando te quedas frustrado en lo que esperas conseguir. También se emplea cuando alguien se despista de lo que está haciendo.
Pero su origen es muy distinto. ¡Bueno, no tanto! Veréis. Hay que retroceder a los tiempos en que Valencia era una ciudad amurallada. Al anochecer cerraban las puertas de la ciudad y nadie podía entrar. Si alguna barca, o persona, llegaba tarde se solía pasar la noche fuera, en la playa, que por su forma se llamaba «Luna». De ahí la frase.
Con pies de plomo
Se trata de una recomendación para que se vaya con mucha discreción cuando se está tratando un asunto muy delicado; que se debe actuar con mucho tiento.
Procede de los zapatos pesados que se ponen los buzos o los astronautas para compensar la menor gravedad. Pero la alocución es mucho más antigua: se llamaba así a la piedra sujeta con una cuerda a los pies que usaban los que tenían que trabajar bajo el agua.
Al que se hace de miel, las moscas se lo comen
Cuando una persona es demasiado blanda, demasiado complaciente, suele ocurrir que alguien abuse de su bondad. Quiere esta frase decir que no hay que serlo tanto.






















2 comentarios en «¿Cuándo decimos que estamos en ‘La luna de Valencia’ o ‘Andamos con pies de plomo’»
Como siempre tus escritos sobre diversos temas,curiosos e interesantes.Sigue refrescándonos la memoria,¡cuantas veces hemos oido estos dichos…!Un abrazo.
Querida Azucena: me resulta muy entretenido escribir sobre estos DIMES Y DIRETES. La verdad es que lo paso muy bien. Un abrazo.