[dropcap]A[/dropcap] muchos padres les gusta gastar bromas a sus hijos sin medir las consecuencias negativas que estas pueden producir en los hijos.
Las bromas son conductas tan arraigadas en nuestra sociedad que en apariencia no se ven mal, pero a la larga de tanto repetirlas puede ocasionar grandes trastornos. Suelen verse como graciosas y se utilizan para reír y como diversión sin caer en la cuenta que no a todas las personas les gustan.
Se pueden clasificar en:
Bromas maliciosas:
Las que tienen la intención de burlarse del otro, de ofender y utilizando el sarcasmo. Son muy frecuentes hacia los hijos adolescentes, que a su vez están en una época muy susceptible a los cambios de humor y que en general no las encajan bien y mucho menos con humor.
Las bromas inocentes:
Son las que se utilizan para tomar el pelo a los familiares: hijos, padres, tíos, abuelos… No van cargadas de mala intención ni de dañar, sólo de divertirse, pero no siempre la persona que la recibe la encaja bien y puede acabar siendo un problema de enfado o discusión.
Las bromas indirectas:
Se dan mucho entre los adolescentes cuando les gusta una chica o un chico y se les gasta una broma con alguna acción molesta como empujones, tirarles del pelo, lanzarles papeles etc….. esta clase de mensajes no siempre se entienden bien y producen el efecto contrario en el otro, normalmente de rechazo.
Las bromas ocultan muchas emociones y muchas personas las utilizan bajo ese marco para expresar verdaderos sentimientos, pero disfrazados. Se usan para criticar, menospreciar y ofender.
Los padres tienen que cuidar mucho este lenguaje delante de los hijos porque aunque la broma no esté dirigida a los hijos directamente y sí a otra persona del círculo familiar o de amistad, puede dañarles al copiar un modelo muy perjudicial.
En algunas familias hacen competiciones para ver quien hace la broma más graciosa, el mayor sarcasmo o incluso quien inventa el mote más original. A la larga puede repercutir muy negativamente en los hijos y marcarles mucho en su etapa de adulto.
Desde estas líneas recordamos a los padres que crear un ambiente positivo y agradable en la familia, no siempre va unido a las bromas y que hay que cuidarlas mucho para que los hijos no adquieran patrones que desarrollen de mayores haciendo mucho daño a otras personas, como suele ser las tan famosas novatadas.