Donald Trump es desde este miércoles el presidente electo de los EEUU, cargo del que tomará posesión en enero.
El candidato republicano ha vencido a su rival, Hillary Clinton, y a las encuestas que hasta el último momento daban como vencedora a la candidata demócrata.
A falta de que termine el escrutinio en cuatro estados, Trump ha obtenido 279 delegados y Clinton, 218, cuando para obtener la presidencia se necesitan 270.
Trump se ha impuesto a su contrincante incluso en Pensilvania, terreno tradicionalmente abonado al partido Demócrata, y donde se jugaban 20 delegados. Ese ha sido el golpe de gracia electoral del candidato republicano, que ha sabido conectar con la América profunda y con los miedos de una clase media con la que Clinton no ha sabido conectar.
Dados los resultados, la aspirante por el partido demócrata tampoco ha conectado con los colectivos latinos ni con las mujeres, a pesar de que Trump ha hecho gala de un discurso ultraderechista basado en el miedo al inmigrante, misógino y racista.
De hecho, los primeros en felicitarlo al otro lado del Atlántico han sido los líderes de los partidos ultraderechistas más grandes de Europa.
Conciliador
No obstante, en su primera aparición pública tras obtener una victoria aplastante se mostró más conciliador y dijo que no alterará el panorama internacional. Incluso ha elogiado a Clinton, a la que durante la campaña amenazó con encarcelar, y ha dicho que quiere ser el presidente de todos los estadounidenses.
También dijo que iba a cumplir todas sus promesas electorales, con lo cual es una incógnita cómo será la labor de gobierno del millonario norteamericano.
Entre sus exabruptos dijo que construirá un muro en la frontera con México que pagará el país vecino, que prohibirá la entrada de refugiados sirios y libios y tendrá «tolerancia cero» con los inmigrantes ilegales ejecutando todas las leyes migratorias.
Defiende “mejorar” las técnicas para interrogar a sospechosos terroristas, recurriendo, por ejemplo, a la tortura por ahogamiento simulado.
Acabará con las limitaciones que queden a la venta de armas a los ciudadanos, “simplificará” la normativa tributaria para los ricos (él se ha jactado de pagar muchos menos impuestos de lo que debía) y limitar los impuestos a las empresas, y derogar el programa de Seguridad Social de Obama.
Eliminará cualquier medida que limite el uso de energías contaminantes y restringirá el aborto.