[dropcap]D[/dropcap]os semanas después de las elecciones tengo la sensación de que algo se está moviendo. El cambio está aquí. Existe una nueva fuerza política que llega pisando fuerte, la izquierda institucional aumenta el número de votos y el bipartidismo cae. Ésta, quizás sea una de las frases que más se ha escuchado esta última semana. El bipartidismo ha sido el modelo que ha garantizado los privilegios de unos pocos y mantenido las desigualdades de unos muchos. No considera la transformación social, es una cuestión de gestión: unas veces gestionan unos y otras veces otros, pero el modelo no se cuestiona, el bipartidismo es así.
La alternancia de los dos partidos mayoritarios ha convivido, entre otras, con tasas de desempleo desorbitadas, deudas insostenibles, suicidios por desahucios, asesinatos por machismo y la solución siempre ha arremetido contra los mismos, recortando derechos sociales, laborales, civiles y una reforma de la Constitución anticiudadana.
Parece que estas últimas elecciones han demostrado que la ciudadanía quiere un cambio, que no es el momento de gestionar la austeridad, sino de enfrentarse a ella, de romper con estas reglas del juego y plantar cara a las políticas ultraliberales de Europa. Porque si una cosa hemos tenido clara la gente es que democracia y ultraliberalismo son incompatibles.
El 25 de mayo un buen número de personas dejamos claro que Europa debe construirse para la ciudadanía y que mientras esto no sea así no existirá democracia. Con este “subidón” electoral iniciamos el mes de junio, con la sensación de que “sí se puede” y que venían tiempos de propuestas, de debate, en definitiva tiempos de acción política. Creo que lo que muchas personas no preveíamos es que Juan Carlos de Borbón iba a alegrarnos junio diciendo que abdicaba.
[pull_quote_left]Ahora es el momento, es el instante de acabar con un consenso firmado hace más de 35 años, el cual se ha vulnerado una y otra vez, incumpliendo el Título I de la Constitución Española. Es el momento de recuperar la democracia y esta es una buena manera de empezar. Debemos reclamar un referéndum sobre qué modelo de Estado queremos[/pull_quote_left]El lunes 2 de junio la Plaza Mayor de Salamanca se llenó de colores: rojo, amarillo y morado. La ciudadanía tomamos las plazas de municipios y pueblos para gritar ¡REFERÉNDUM! Fue una movilización pacífica, espontánea, alegre y divertida. Se podía respirar optimismo e ilusión, movimiento. Estábamos felices, con gritos como “no hay dos sin tres, República otra vez”, “ERE de extinción, para el Borbón” o “España mañana será republicana”.
Estábamos felices y lo estamos porque ahora es el momento, es el instante de acabar con un consenso firmado hace más de 35 años, el cual se ha vulnerado una y otra vez, incumpliendo el Título I de la Constitución Española. Es el momento de recuperar la democracia y esta es una buena manera de empezar. Debemos reclamar un referéndum sobre qué modelo de Estado queremos y ahora está abierto el “melón”. Esto se demuestra con las multitudinarias movilizaciones que se están sucediendo en toda España donde podemos ver a personas de diferentes ámbitos, ideologías, militancias o banderas. Vemos a personas que quieren acabar con los privilegios de una estirpe que nadie ha votado y que no nos representa.
¿Qué miedo hay a que hombres y mujeres podamos decidir sobre el modelo de Estado? ¿Qué miedo tienen a que podemos votar la Jefatura de Estado?
Cambiar el modelo de Estado implica una reforma constitucional. Para ello se necesita que dos tercios del Congreso y del Senado acuerden que es lo que se pretende cambiar.
Posteriormente habría que convocar elecciones generales de las que saldrían las nuevas Cortes. Éstas ratificarían la propuesta, seguidamente esa proposición debe obtener, de nuevo, el voto favorable de los dos tercios del Congreso y del Senado. Una vez aprobada por la Cortes la propuesta se somete a referéndum.
Me parece que ya empiezo a entender de qué tienen miedo…
¡REFERÉNDUM YA!
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