El Guijuelo se va de la Copa con la cabeza alta

El Atlético de Madrid no necesitaba ayuda para superar holgadamente la eliminatoria de la Copa del rey con el Guijuelo. Mucho menos, en el partido de vuelta disputado este martes en el Vicente Calderón, porque los colchoneros sentenciaron la eliminatoria en el Helmántico (0-6).

Sin embargo, el árbitro Estrada Fernández quiso convertirse en el protagonista de la cita y embarró un partido de guante blanco, en el que el Atlético iba a golear de nuevo a los chacineros, que se marchan de la Copa con la cabeza bien alta.

De hecho a la media hora el marcador ya reflejaba un 3-0 para el Atleti cuando el árbitro decidió que había llegado su momento. Le arrebató el partido a los jugadores y se lo quedó él expulsando a Raúl Ruiz por una chiquillada.

No consintió su protesta, aparentemente sin desprecio, y le mostró la segunda amarilla al jugador chacinero en un exceso de severidad. El Guijuelo se quedó con diez y el Atleti sin rival. Si era muy superior en igualdad, con uno más la distancia entre ambos era sideral.

Antes de que el árbitro se cargara el partido, el Atleti había marcado tres hermosos goles por la escuadra (Gaitán, Correa y Juanfran), sin que Carlos Morales (portero cedido por el Atleti al Guijuelo) encontrara explicación a lo sucedido. Todo el equipo se estaba viendo superado por el rival y por el escenario. Lo que Valdano bautizó como el miedo escénico.

La expulsión

Luego llegó la expulsión, al Atleti le dio aprehensión seguir triturando al Guijuelo, levantó el pie, jugó al tran tran y antes del descansoTorres marcó el 4-0.

Los entrenadores aprovecharon para hacer cambios y probar otras cosas, y en esas llegó otro golazo, esta vez el del Guijuelo (minuto 79), cuando Álvaro colgó un balón  sobre el área que cazó Pino a la carrera para rematar de cabeza y dejar su sello de calidad.

La eliminatoria (10-1) no tenía emoción futbolísitica, pero entraban en juego otros factores y mucha ilusión. Al Guijuelo le cayó en gracia uno de los favoritos para ganar el título, un pata negra del fútbol español, y lo mejor que podía hacer era aprovechar esta ocasión histórica para sanear el club y promocionar el jamón, el motor de la villa chacinera.

Incluso viajó a Madrid con una camiseta que era más un anuncio de jamón que un uniforme al uso, y el médico dejó a la vista el jamotiquín bien a la vista para ponérselo fácil a los cámaras de televisión. Más márketing que fútbol ante un rival que está en otra dimensión.

Pero llegó el árbitro,…