[dropcap type=»1″]E[/dropcap]n el teso de la Chinchibarra, junto al centro de salud Sisinio de Castro, Garrido Norte, se encuentra una residencia regentada por la Iglesia Anglicana Española. Si nos fijamos en la entrada a la misma, nos recibe una cartela con el nombre de Atilano Coco. En el edificio se encuentra la capilla donde se da el culto protestante para los fieles de esas Iglesia en Salamanca.
El Ayuntamiento cedió esos terrenos para que se construyera el templo y la residencia, al igual que también lo hizo para construir otras de la Iglesia católica.
La historia de Atilano Coco está ligada a la de don Miguel de Unamuno. Ambos eran amigos y el rector salmantino acompañó a Atilano al culto en muchas ocasiones. Coco era el pastor protestante de Salamanca. Su pequeña comunidad venía existiendo desde hacía tiempo y siempre estuvo muy cercana a los movimientos progresistas de la ciudad, muy al contrario ha sido el caso de la jerarquía de la Iglesia Católica que apostaba por los partidos conservadores.
Al estallar la Guerra Civil, en julio de 1936, los rebeldes encarcelaron a Atilano Coco bajo la peregrina acusación de ser el pastor protestante de Salamanca, sin otra imputación. La mujer de Atilano visitó entonces a don Miguel de Unamuno para entregarle una carta de recomendación para que dejaran libre a su marido que no había cometido ningún delito. El sobre con la carta iba dirigida para ser entregada a la mujer de Franco, Carmen Polo, que presidiría al día siguiente el acto del día de “La Raza” en el Paraninfo junto a Unamuno. El rector prometió a la deprimida mujer interceder por su amigo. Consideraba de justicia que fuera liberado, al igual que creía injusta la muerte de su amigo Casto Prieto Carrasco y la detención de Filiberto Villalobos.
[pull_quote_left]Cuando se produjo el tumulto, después de la intervención de Unamuno, el rector volvió a guardar el sobre y el caso fue que no entregó la misiva a Carmen Polo[/pull_quote_left]Pero las cosas se pueden torcer y se torcieron. El día de los acontecimientos del Paraninfo, don Miguel se iba enfadando según se producían las intervenciones. Para recordar mejor sus palabras de contestación cogió de su bolsillo el único papel que tenía a mano, la carta de recomendación para que dejaran en libertad a Atilano Coco. En el sobre fue anotando algunas palabras: vascos, catalanes, vencer, convencer. Le parecía indignante que en el recinto universitario por excelencia se insultara a los vascos y catalanes siendo él vasco de nacimiento y el obispo, Pla y Deniels, catalán de pura cepa.
Cuando se produjo el tumulto, después de la intervención de Unamuno, el rector volvió a guardar el sobre y, tal como era de prever, ante tal aturdimiento o quizás pensando que podría perjudicar su intercesión, el caso fue que no entregó la misiva a Carmen Polo. Las cosas se precipitaron y a los pocos días mataron a Atilano Coco, un hombre inocente, bueno, que pagó con su sangre el ser pastor de la Iglesia Reformada salmantina.
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1 comentario en «Atilano Coco, amigo de Unamuno»
Es bueno recordar la historia y la intrahistoria ya que el ser humano es, por supuesto social y así ha sobrevivido en una Naturaleza siempre hostil, pero también «histórico» ya que guarda en la memoria parte de su pasado pudiendo no volver a cometer los mismos errores o para sentirse satisfecho de sus aciertos…y así se reconoce cuando muchos se sienten «satisfechos de su pasado…y habría que añadir y el pasado que hereda.
En la Guerra Incivil perdieron la vida muchas personas de forma violenta, unos «inocentes» y otros «culpables»…pero esta es una «revisión» que quizás no debiéramos tanto restregarnos unos a otros como «herederos» de los «hunos» o de los «hotros» ya que solamente corresponde a los que tuvieron que vivir aquellos desastres.
Por eso, algunos defendemos que la Historia siga «viva» en nuestras calles y plazas, recuperando lo que otros «requisaron» pero también dejando lo que ellos hicieron para que todo el pueblo la conozca y no solamente unos cuantos…ya que más creo en la «verdad de muchos»…que en la «verdad de unos cuantos»…
Y siempre, siempre, el homenaje a todos aquellos que perdieron sus vida, su hacienda o su dignidad por sus ideas y creencias…ya que ellos conforman el presente…y si durante 40 años ganaron los «más violentos»…la eternidad guarda a los «hombres y mujeres de bien»….a esas personas que siempre han sido dignas de llamarse personas.
¿Para cuándo un gran congreso internacional en Salamanca sobre la Guerra Incivil y el Franquismo para que hablen todos aquellos que tengan que hablar y se haga un homenaje digno a todos los que padecieron una y a otro?