[dropcap]E[/dropcap]stá finalizando el segundo trimestre y muchos padres comienzan a preocuparse por el resultado de las calificaciones de sus hijos. Para obtener buenos resultados es necesario aprobar los exámenes y no todos los alumnos lo consiguen.
Ante la posibilidad de fracaso y orientados por los profesores, intentan encontrar una solución antes de que los hijos fracasen y lleguen a final de curso con varias asignaturas pendientes, que pueden conducirles incluso a repetir curso.
En algunos casos se recurren a las clases particulares contratando un profesor o acudiendo a una de las numerosas academias existentes. Lo importante es que los hijos recuperen las asignaturas que no logran superar solos ni siquiera con las orientaciones de sus profesores.
El problema es que no siempre se pueden lograr los objetivos debido a que el número de horas de refuerzo no es el adecuado o que los alumnos están desmotivados.
Los padres desembolsan grandes cantidades de dinero, pero no siempre se corresponde con un final feliz, es decir asignaturas superadas. Algunos echan la culpa a estas clases particulares y a que los profesores no han entendido la situación o no se han esforzado lo suficiente para que sus hijos aprueben. Atribuir el fracaso a un tercero es en ocasiones una práctica muy habitual para descargar el sentimiento de culpabilidad.
No superar los objetivos de las diferentes materias suele ir asociado a la falta de concentración, a la mala adquisición de técnicas de estudio, al mínimo esfuerzo dedicado al estudio, y en algunos casos a la incompatibilidad de entendimiento entre profesores y alumnos.
Cuando en una familia aparece este problema lo más importante es mantener la calma y buscar soluciones:
- En primer lugar hay que concertar una reunión con el profesorado y tomar nota de forma positiva, no destructiva, de todas las orientaciones que den para poder lograrlo. Preguntar si es necesario un refuerzo externo y en que contenidos y actividades o por el contrario si con la ayuda del profesorado es suficiente.
- En el caso de alumnos de escasa edad en muchas ocasiones es una llamada de atención o falta de dedicación de los padres y con restablecer esa atención el problema desaparece.
- En cursos superiores de la ESO y Bachillerato el problema es más difícil de combatir, el apoyo no resulta eficaz y no se logran resultados positivos.
- Para evitar el problema hay que estar muy atentos desde el comienzo de curso, hacer un seguimiento de las tareas a diario, intercambiar opiniones con los profesores e inculcar buenos hábitos de estudio sin olvidar las estrategias y herramientas para que las actividades resulten asequibles para todos los estudiantes.