Rodrigo Rato va camino de convertirse en el gran saqueador valiéndose de sus influencias políticas. Mientras fue vicepresidente del Gobierno con Aznar, fundamentalmente, y luego como presidente del FMI, sus empresas familiares facturaron 82 millones de euros en concepto de publicidad a empresas que él mismo privatizó como vicepresidente del Gobierno.
Según desveló este sábado el diario EL MUNDO, el último informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) presentado al juez del caso, apoyado por dos escritos de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (Onif), el entramado empresarial de Rato y su familia logró contratos millonarios con empresas que no tenían capacidad de dar el servicio. La principal de ellas es Cor Comunicación.
Entre otros negocios, Rato y su familia poseían, en sus años como vicepresidente y posteriores, un entramado de sociedades dedicadas a la publicidad creado ex profeso para «cobrar de las empresas privatizadas».
La sociedad con la que facturó 67 de los 82 millones, según ha destapado la Guardia Civil, es Cor Comunicación, una empresa propiedad de la familia Rato que sólo tenía un empleado y apenas un año de vida cuando empezó a captar millonarios contratos publicitarios de las antiguas compañías públicas.
Los investigadores, según EL MUNDO, sostienen que sólo una pequeña parte de dichas cantidades fue utilizada realmente para comprar publicidad en medios, principalmente cuñas de radio, y que la mayor parte se quedó en las empresas de la familia Rato sin contrapartida alguna.
Los pagos se extendieron entre 1998 y 2013, con altibajos dependiendo de las distintas empresas pagadoras.
Las empresas que contrataron con sociedades vinculadas a Rato son Aldeasa, BBVA, Endesa, Azucarera, Iberia, Telefónica, Retevisión, Repsol, Logista y Paradores. Esta última continúa siendo pública aún hoy.
La cifra más abultada ingresada por el emporio de Rato dedicado a la publicidad la pagó Endesa, que abonó más de 60 millones a Cor Comunicación entre 1998 y 2013.
Influencia
Rato o su entorno cobraron de casi todas estas privatizadas mientras él ostentaba una evidente influencia sobre ellas, por ser vicepresidente del Gobierno.
Las privatizaciones las aprobaba el Consejo de Ministros a propuesta del titular de Economía, él mismo. Incluso las empresas públicas las controlaba la dirección general de Patrimonio, que dependían orgánicamente de su Ministerio.Una vez el PP perdió el Gobierno en 2004, algunos de los cobros de la familia Rato fueron también decayendo, pero se continuaron cobrando grandes sumas de varias de esas empresas durante su época de director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), desde su salida del Gobierno hasta 2007, e incluso en la Presidencia de Bankia, que ocupó entre 2010 y 2012.
La red de empresas de Rato o de familiares y empleados suyos de confianza abarca cinco firmas: Cor Comunicación, que facturó más de 67 millones a las privatizadas; Viajes Ibermar, que ingresó 6,2 millones; Total Congress XXI, 4,6 millones; Muinmo, 4,3 millones, y Rueda Emisoras, la que menos recaudó, con 200.000 euros, pero con gran importancia en el entramado societario del ex político. En total, estas cinco sociedades cobraron más de 82 millones de euros.