[dropcap]E[/dropcap]l pasado 30 de marzo, pronuncié la conferencia inaugural del ciclo que ofrece Pablo Bueno, Presidente de Honor de Typsa, en el hermoso auditorio que su empresa tiene en San Sebastián de los Reyes, y el título fue, precisamente, el que figura al comienzo del presente artículo: “El capitalismo es un gato de siete vidas”.
Y si digo lo anterior es porque el sistema hoy generalizado en todo el mundo, ha evolucionado en la historia como un gato de siete vidas, según podrá comprobarse en lo que fueron los embates que acosaron al modelo de propiedad privada, empresa en el mercado, y Estado democrático.
Antes de 1917, que es la fecha de partida de nuestro excurso, en 1848 se produjo el primer episodio a destacar: la revolución social de 1848. Y después vendría La Comuna de París (1871), que fue todo un primer proyecto efímero y más romántico que efectivo de sustituir al capitalismo por el socialismo, que tuvo amplias resonancias. Y una respuesta de fuerte represión, pero también de reformas sociales en una serie de países. Entre ellos, Inglaterra, donde Marx había estudiado el comienzo de ese cambio a través de los White Papers, libros blancos, de las comisiones regias británicas; que ya analizaban los aspectos más vergonzantes de la sociedad manchesteriana para introducir paliativos en el sistema explotador, empezando por el trabajo de las mujeres y de los niños.
[pull_quote_left]En esa secuencia, debe recordarse que al final de la exuberancia irracional de la Nueva Economía de los dot.com (2001 más o menos)[/pull_quote_left]Y si eso sucedió en el mundo anglosajón (Reino Unido y EE.UU.), en la Europa continental la idea comunista fue impactante a efectos del ulterior estado de bienestar; con Bismarck, el Canciller de Hierro, que incorporó a los obreros alemanes (desde 1885) a la previsión social; impidiendo así la revolución, que tal vez de otro modo se habría acabado produciendo en el Imperio Alemán. En el que sólo hubo expresiones muy limitadas, y duramente reprimidas de revolución; en 1918, tras el armisticio de la Primera Guerra Mundial.
Ya en el tiempo de los cien años del lapso que hemos acotado, puede decirse que los antídotos del capitalismo frente a los envites recibidos, fueron los propios de un gato de siete vidas:
1º. En las dos primeras décadas del siglo XX, el arma letal del capitalismo contra sus adversarios fueron el taylorismo y el fordismo a los cuales sucederían los planteamientos complementarios de los Sloan y demás tecnólogos, con métodos de producción altamente innovadores de organización de tiempo y movimiento. Todo ese momento llevó a una nueva forma de pactismo de los trabajadores con el sistema establecido, tanto por los sindicatos como por los partidos de la izquierda, especialmente en el mundo anglosajón.
2º. Con la Gran Depresión que comenzó en 1929 para alcanzar su punto álgido en 1933, el paradigma de resistencia y renovación del sistema capitalista dentro del mundo anglosajón -en duro contraste con los fascismos al uso en Italia, Alemania y otros países de Europa- fue el New Deal de Roosevelt, que impregnado de keynesismo constituyó la gran reforma social dentro de EE.UU.; en busca de una nueva redistribución de la renta y con una ley de pleno empleo en 1946 para tiempos de paro forzoso masivo.
3º. En los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial, cuando se configuró la exaltación del stalinismo por la victoria contra Hitler. Con todo el subsiguiente reto soviético (de mayor crecimiento socialista frenteque Occidente), la respuesta más formidable, de corte también claramente keynesiano, pero a escala casi paneuropea, fue el Plan Marshall (1948/52), que frenó el fuerte expansionismo soviético del momento; merced a la recuperación europea. Con un modelo de integración para Europa Occidental, de gran éxito. A lo que se unió la seguridad social programada en el Reino Unido por Beveridge, que gradualmente se extendió a toda Europa.
4º. En la crisis global del capitalismo en torno a 1975, tras la derrota de EE.UU. en Vietnam, con el previo impacto de los dos choques petroleros de 1973 y 1979, hubo respuestas muy significativas, durante la corta pero sustanciosa Era Carter (1976-1980): la Trilateral de EE.UU., Japón y la UE, para solidarizar sus empresas con un capitalismo otra vez a reformar. En tanto que la Agencia Internacional de la Energía se erigió como cártel anticártel de la OPEP. De hecho, se había entrado ya en la senda de lo que Samuelson llamó Sistema de Economía Mixta; una nueva cara del capitalismo, muy diferente del manchesteriano, con una intervención pública ya mayor del 30 por 100, y más, del PIB en muchos casos.
5º. Después, el capitalismo siguió con su recuperación basada en la Reaganomics (economía del lado de la oferta, antikeynesianismo y Escuela de Chicago), que se vio reforzada por el menoscabo del antagónico sistema soviético: la ineficiencia y la gerontocracia de Moscú y los graves errores del socialismo real (con la invasión rusa de Afganistán 1979-1985), acabó llevando a la caída del Muro de Berlín (1989) y al colapso del Imperio Soviético en 1991. En tales circunstancias, la denominación de Samuelson de Sociedad de Economía Mixta debe completarse con el añadido de Estado de bienestar (la sigla SEMYEB). En esa secuencia, debe recordarse que al final de la exuberancia irracional de la Nueva Economía de los dot.com (2001 más o menos), y para evitar el colapso, se asingó a los brokers y demás marketmakers toda clase de créditos a bajos tipos de interés por los bancos centrales. A fin de paliar la crisis bursátil. Pero al mismo tiempo empezó a alimentarse la formación de la doble burbuja inmobiliaria y financiera: el remedio acabó siendo peor que la enfermedad.
Tras los cinco apartados anteriores, o sobre cómo ha ido respondiendo el capitalismo a los envites que recibió, dejamos para la próxima semana toda una serie de comentarios que pueden ser de interés.
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