Acaba de nacer ‘Salamanca sin ruidos’, un colectivo que surge como consecuencia de las inquietudes de un grupo de vecinos de la capital sensibilizados por los ruidos y por su impacto negativo sobre la salud.
Desde ‘Salamanca sin ruidos’ pretenden dar visibilidad a un importante problema como es el de la contaminación acústica en la ciudad. Más de 2.500 infracciones por ruidos en el año 2016 en Salamanca, “una cifra a todas luces insostenible y que nos pone a la cabeza de Castilla y León”, vendría a resumir una de las causas por las que emerge este colectivo ciudadano, pero no la única.
El ruido, que se manifiesta de numerosas formas, nos rodea constantemente y es foco de toda clase de perjuicios. Según el ranking elaborado por la Organización Mundial de la Salud, el segundo país más ruidoso del mundo es España. Y la escritora Elvira Lindo afirmaba en un interesante artículo ‘Tengo la sensación de que en España la contaminación acústica no le importa a casi nadie’. “Transformar esta realidad, iniciando el cambio a nivel local, es ya una prioridad urgente; máxime cuando un importante número de afectados son personas mayores, población altamente vulnerable, y familias como así hemos constatado en estos primeros meses de trabajo”, indica el colectivo.
Aspira a involucrar y coordinar a los afectados, servir de interlocutores entre estos y las instituciones implicadas, así como sensibilizar al resto de convecinos. “En definitiva, dar voz propia a los silenciados”, explica.
Para ello ya se han abierto diferentes canales de comunicación en la red, también se han instalado mesas y reparto de información en diferentes puntos. Asambleas, conferencias y campañas de sensibilización son otras de las propuestas en ciernes, incluido un gabinete de asesoramiento jurídico.
“Queremos descansar sin que nos establezcan horarios desde el exterior, queremos que el disfrute de unos no suponga el tormento de otros, queremos que no nos expulsen de nuestros hogares. En resumen, anhelamos una ciudad libre sin ruidos. Por eso nuestro logotipo, un par de tapones para los oídos, viene a resumir el estado actual que soportamos miles de salmantinos”, señalan los promotores.
Son conscientes de que todavía les queda un largo camino por recorrer, pero consideran que “ya es hora de afrontar un problema que, en lugar de subsanarse, ha ido aumentando exponencialmente año tras año”.