Cada año, del 10 al 12 de junio las calles de la ciudad se llenan de fiesta para celebrar al patrono de Salamanca. Conoce el origen de esta celebración y la historia de San Juan de Sahagún con lacronicadesalmanca.com. Un sacerdote que llegó a la provincia para consagrarse como fraile agustino y dejó una huella indeleble en la ciudad.
Vida del patrono de Salamanca
A San Juan de Sahagún se le conoce como un gran predicador, hombre conciliador, carismático y humilde. Que fue capaz de apaciguar los conflictos entre dos bandos de familias nobles que durante décadas estuvieron enemistadas a muerte.
Fue un hombre convincente, de actitud recta y severa ante quienes le confesaban sus pecados. Y que, sin embargo, con su carisma y modos afables, fraternales, les convencía de enmendar sus vidas.
Buena parte de los hechos que marcaron la vida de San Juan de Sahagún transcurrieron en Salamanca. Llegó a la ciudad como un joven sacerdote a estudiar Teología y luego se ordenó fraile agustino, en medio de una enfermedad que los doctores no lograron identificar.
Cada labor que ejecutaba, si tenía que lavar los platos en el Colegio de los Agustinos o atender enfermos, lo hacía con humildad. Este hombre pacificador, al que todos querían escuchar y convincente en sus largas homilías, murió envenenado pocos días antes de cumplir 49 años.
En 1601 fue beatificado por el Papa Clemente VIII y canonizado por Alejandro VIII en 1691. Desde 1868 es conocido como el patrono de Salamanca. También lo es de la comunidad de Sahagún en España y de la ciudad del mismo nombre en Colombia. La festividad de San Juan de Sahagún se celebra el 12 de junio.
Nacimiento y acercamiento a la Iglesia
Hijo de Juan González del Castrillo y Sancha Martínez, nació el 24 de junio de 1430 en la Villa de Sahagún, León. Desde su nacimiento, en el seno de una familia pudiente, su vida estuvo rodeada de milagros. Sus padres no podían concebir descendencia, por lo que rogaron este favor a través de plegarias, ayunos, obras de caridad, ayudas a los pobres, donaciones, novenas, etc.
Hicieron todo lo que pudieron hasta que se concedió el milagro y Sancha quedó encinta. A su primogénito lo llamarían Juan, como su padre. Después de él, la pareja tuvo seis hijos más.
Al momento de su nacimiento, su padre peleaba contra los moros. Quería que su hijo fuera un hombre de armas como él, pero desde muy joven Juan encaminó su vida al sacerdocio.
Estudió en el Monasterio de San Benito de Sahagún, donde llamó la atención del Obispo de Burgos, Alonso de Cartagena. El obispo lo apadrinó, le dio el cargo de Secretario Canónigo de la Catedral, lo hizo su paje y ayudante de cámara.
De haber continuado bajo la protección de Alonso de Cartagena, era probable que consiguiera cargos más altos dentro de la Iglesia. En cambio, Juan pidió que se le enviara al arrabal, a la parroquia Santa Agueda. Allí estuvo como sacerdote durante algunos años hasta que partió a Salamanca.
Ordenamiento como Fray Juan de Sahagún
Tenía alrededor de 26 años cuando llegó a Salamanca a cursar estudios de Teología. Vivió en el Colegio de San Bartolomé hasta que culminó sus estudios y se acercó entonces hasta el Colegio de los Agustinos.
Durante su noviciado servía la comida y fregaba los platos. Mientras cursaba sus estudios enfermó y los doctores no lograban diagnosticar la dolencia. La enfermedad lo postró en cama. Pero, San Juan prometió a Dios consagrar su vida como religioso a cambio de su salud.
El 18 de junio de 1463 se convierte en Fray Juan de Sahagún y al poco tiempo comienza a mejorar, hasta recuperarse de sus dolencias.
Durante su permanencia en el convento de los frailes agustinos ocurre uno de los acontecimientos que quedaron como símbolo de la vida de San Juan. En una oportunidad le correspondió servir vino a los novicios. Para hacerlo a todos era necesario rellenar la vasija en la cocina. Sin embargo, él repartió a todos sin que se agotara el vino.
Vida activa en Salamanca
La vida de San Juan en Salamanca no transcurrió solo dentro de las paredes del convento y la universidad. Como sacerdote era muy querido y a los salmantinos les gustaba escuchar las homilías del “fraile gracioso”. Cuando presidía la misa no se sabía cuando terminaban. Se dice que Jesús se le aparecía en la Hostia y le hablaba.
En la ciudad se le reconoce por hechos importantes. El más notable de ellos fue lograr la conciliación entre varias de las familias nobles que durante varias décadas tiñeron de sangre las calles en sus enfrentamientos. El último que se recuerda de ellos fue el asesinato de dos hombres de la familia Monroy por parte de otros dos de la familia Manzanos.
La madre de los Monroy tomó venganza y persiguió al par de asesinos hasta Portugal. Los mató y puso sus cabezas sobre las tumbas de sus hijos. Ante el derramamiento de sangre, San Juan no se queda tranquilo y decide intervenir en el conflicto. Consiguió que todas las familias involucradas firmaran un acuerdo de paz y pusieran fin a las disputas.
Si bien el pueblo admiraba y quería al sacerdote valiente. No todos lo veían con buenos ojos. Predicaba la justicia y rechazaba la ambición, por lo que fue blanco de burlas, amenazas y desprecios de muchos otros.
Lo expulsaron de Ledesma por defender a colonos y criados. Y no lo dejaban entrar a los pueblos donde gobernaba un noble por sus campañas en contra de las injusticias hacia los obreros.
También convencía a los adúlteros de abandonar su vida de pecado y esto lo llevó a la muerte. Una mujer despechada porque su amante acabó con la relación tras hablar con el fray prometió quitarle la vida. La mujer mandó a envenenar la comida del santo.
Historia de San Juan de Sahagún: sus milagros en Salamanca
De entre más de 200 milagros que se dice que ha concedido, hay tres milagros de San Juan de Sahagún que son célebres en Salamanca.
El primero de ellos tiene que ver con salvar a un niño que estuvo a punto de ahogarse al caer a un pozo. San Juan tomó su cíngulo y lo echó al pozo. Para que el pequeño pudiera alcanzarlo hizo subir las aguas hasta que pudo salir.
En otra oportunidad, los gritos de alarma de la gente le indicaron que algo sucedía. Cuando se acercó al lugar donde comenzaba el algarabío se encontró que un toro estaba causando pánico. El santo le enfrentó y le gritó “tente, necio”, logrando que el animal se calmara y permitiera que lo llevaran al corral de dónde había escapado.
Las calles donde ocurrieron ambos milagros fueron nombradas en recordatorio a estos hechos. Se le conocen como Pozo Amarillo y Tentenecio respectivamente.
El tercer milagro para los salmantinos fue librar a la ciudad de la peste del tifus negro con sus oraciones.
Otro hecho relevante ocurrió justo después de su muerte. Salamanca atravesaba una dura sequía por el intenso verano. Al borde de la muerte, el fray prometió pedir al Santo Padre agua para la ciudad. Así ocurrió, justo después de morir comenzó a llover y se recuperaron las cosechas.
¿Dónde encontrar a San Juan de Sahagún en Salamanca?
La huella del santo se encuentra en toda la ciudad, no solo durante las fiestas de San Juan de Sahagún en Salamanca que la llenan de múltiples actividades. Para quienes visitan la ciudad durante la celebración disfrutarán de competencias deportivas, gastronomía, ventas artesanales y más. También es costumbre que se instale un mercado medieval.
El resto del año también se puede visitar los lugares emblemáticos que recuerdan al santo. Puedes anotar estos en tu lista de sitios que ver en Salamanca para tu próxima visita:
- Catedral nueva: para ser más exactos la capilla mayor de la catedral. Allí se encuentran parte de los restos de San Juan en una urna de plata.
- Iglesia de San Juan de Sahagún: templo del siglo XIX donde se puede ver una escultura del santo detrás de la iglesia. Se ubica en la calle Toro.
- Calle Pozo Amarillo: donde salvó al niño se erigió un monumento conmemorando este acontecimiento.
- Plazas Los Bandos y La Concordia: la primera recuerda los enfrentamientos entre las dos bandas de familias que se disputaban gobernar la ciudad. La segunda fue el lugar donde se firmó el fin del conflicto luego de la intervención de San Juan.
- Calle Trevisa: fue allí donde vivió San Juan antes de entrar al convento. En la casa hay un bajorrelieve que vale la pena conocer.
- Plaza Mayor: Entre los medallones que decoran la Plaza Mayor hay uno dedicado al santo. Está ubicado en el pabellón de Petrineros.
Esta es la historia de San Juan de Sahagún, patrono de Salamanca. Un hombre admirado, respetado y honrado por los charros, que dejó una gran huella espiritual en la ciudad. Si te gustó este post déjanos un comentario o contáctanos para conocer tu opinión.