[dropcap type=»1″]H[/dropcap]e dejado para el final de este apartado de visitas ilustres hablar del rey Juan Carlos I. Los reyes suelen realizar una visita oficial al inicio de su reinado a todas y cada una de las provincias españolas. La que giró a Salamanca coincidió conmigo en la alcaldía. Publiqué un bando para pedir a la población que lo recibiese con entusiasmo, y se le agasajó con una comida a la que fueron invitadas las autoridades locales y provinciales. El día elegido para la visita fue el cuatro de abril de 1984. Permaneció en Salamanca una hora más de lo previsto. Se enmarcó dentro de la visita oficial a la comunidad de Castilla y León. La visita estaba prevista para dos años antes, pero se pospuso desde el Palacio de la Zarzuela. La reina había viajado con anterioridad a Salamanca para dar la condolencia a las familias de las víctimas del accidente ferroviario de Muñoz, ocurrido en las vísperas de las navidades de 1978.
Antes de llegar a Salamanca, los reyes visitaron Ciudad Rodrigo y Béjar. Nombramos a Juan Carlos alcalde honorario en el balcón, en presencia de miles de salmantinos que llenaban la Plaza Mayor. En mi discurso cité a Lope de Vega con la famosa frase: “El mejor alcalde, el rey”. El pergamino que recogía la moción del Ayuntamiento, el bastón de mando y la Medalla de Oro de la ciudad fueron entregados entre ovaciones y aplausos del numeroso público presente. Ya dentro del Consistorio, observaron la maqueta del medallón que al poco tiempo sería esculpido por Venancio Blanco y el retrato de la abuela del rey, Victoria Eugenia, vestida de charra.
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