[dropcap]C[/dropcap]onmueve ver al Gobierno del PP cómo sale en defensa de los ciudadanos ante los abusos de unos desaprensivos, como los trabajadores de Eulen encargados de la seguridad en el aeropuerto de Barcelona.
Y no le ha temblado la mano para sabotear una huelga (derecho constitucional) en la que se respetaban unos servicios mínimos claramente excesivos, enviando a la Guardia Civil para suplir a los huelguistas y convocar un Consejo de Ministros extraordinario.
Alega que se estaba produciendo un perjuicio grave para los españoles, motivo por el cual se siente legitimado para intervenir de este modo tan desmedido. De entrada, yo estoy convencido de que para el Gobierno del PP los españoles y extranjeros atrapados en esas colas son insignificantes. Su trayectoria y sus decisiones masacrando a las clases medias españolas y echando el resto para salvar a los bancos restan credibilidad a su papel de defensor de los débiles.
Sencillamente, ha visto en este conflicto una ocasión inmejorable para dejar de hablar de los múltiples casos aislados de corrupción en el PP -como el último affaire del ministro de Exteriores utilizando la embajada de Quito como un hotel para él y su familia. No es corrupción, pero sí falta de decoro – y mezclarlo todo con el lodo del caso catalán.
Ha aprovechado el cabreo de los miles de pasajeros afectados por las colas en los arcos de seguridad para actuar con mano dura con el fin de aparecer como el solucionador de un problema que él mismo ha creado con sus políticas privatizadoras, que en su día se defendieron por la supremacía en la gestión de la iniciativa privada sobre la pública.
Una iniciativa privada que en España acostumbra a medrar parasitando lo público, sin mejorar lo que ya había y que, como suele ser habitual, consiste en presentar ofertas a la baja -en muchos casos temerarias- para llevarse el concurso y luego dejar en la pobreza a los trabajadores para sacar de sus sueldos (900 euros al mes por un trabajo de semejante responsabilidad en El Prat) los beneficios.
[pull_quote_left]Las primeras víctimas del aeropuerto de El Prat son los trabajadores y no la empresa que vive de lo público y luego paga salarios de miseria para poner a salvo sus beneficios. Y el origen de todo el problema son las privatizaciones decididas por fundamentalismo neoliberal del PP[/pull_quote_left]En el caso de los empleados de seguridad del aeropuerto catalán, cobran 400 euros menos que los trabajadores de la compañía que tenía el contrato antes de que Eulen -una empresa que trabaja mucho con los Populares- le echara sus garras.
En Salamanca conocemos muy bien a la empresa Eulen. Sí, han acertado, es la misma que dejó un roto en el Ayuntamiento de Salamanca con el caso piscinas (Ganemos calcula que se fue sin hacer las mejoras por 7 millones de euros que debía haber hecho por contrato) y a la que ahora el equipo de Gobierno de Mañueco acaba de adjudicar las guarderías que parecían presuntamente predestinadas a caer en manos del clan González (caso Lezo), desactivado por la Guardia Civil. Y ¿cuánto es el contrato de las guarderías?, pues sí, 7,2 millones de euros. Caprichos del destino.
Las primeras víctimas del aeropuerto de El Prat son los trabajadores y no la empresa que vive de lo público y luego paga salarios de miseria para poner a salvo sus beneficios. Y el origen de todo el problema son las privatizaciones decididas por fundamentalismo neoliberal del PP, que benefician a empresas pegadas a lo público cuya gestión es dudosa, poniendo en riesgo servicios esenciales y deteriorando las condiciones laborales.
El Gobierno, en lugar de pedir cuentas a esa empresa explotadora, criminaliza a los trabajadores por las molestias que ocasionan sus protestas.
Después de ver cómo se ha manejado en El Prat para defender a los ciudadanos, yo ya estoy esperando con impaciencia sus planes de choque para combatir las listas de espera sanitarias, las listas del paro, los salarios paupérrimos, los defraudadores, los políticos corruptos,…
— oOo —
2 comentarios en «Puente aéreo Barcelona-Salamanca»
Olé,
Pero no nos damos cuenta que privatándolo todo y dándoselo a los amiguetes de nuestros políticos perdemos todos….
Y aprovechando que el Tormes sigue pasando por Salamanca…¿Un puente Aéreo Salamanca-Barcelona para que vengas todos esos turistas que allí les sobran a recorrer nuestras dehesas, nuestros pueblos, nuestros monumentos, a deleitarse con nuestros mejores productos?
Y si le añadimos un «Puente-Cultural»…seguro que Matacán se peta como el Prat…pero eso sí, para la seguridad de todos preferimos a la Guardia Civil…y no que la utilicen para dar otra patada a la Constitución reventando el derecho de huelga…otro ataque masivo a la Constitución…y todos esperando a que caiga el maná del cielo.