[dropcap]P[/dropcap]remura, excitación y emoción es lo que se respira en casa de Pepita. Allí, ella y su amiga Adela se visten de charras para procesionar y llevar en andas a la Virgen de la Vega. Junto a ellas, dos hombres, José Cuadrado y Pepe Roma que también lucirán el traje de montaraz y acompañaran a la patrona durante el recorrido. Pero, aún faltan dos horas para ese momento y vivimos con ellos el ritual de vestirse.
José Cuadrado -Pepe- es un torbellino que no para quieto. Pone, quita, coloca, mira y retoca. No deja los alfileres y las joyas hasta que no lucen en todo su esplendor. Adela y Pepita lo miran y se dejan hacer. Saben que están en buenas manos. «La ofrenda floral se recuperó a principios de la década de los ochenta y ha ido en aumento. Ahora saldremos como unas 600 personas. Es un día muy especial para nosotros, porque es el de la patrona», explica Pepe mientras coloca el pañuelo de hombro.
Queremos conocer si se está recuperando la costumbre. Pepe señala que sí, «pero con un problema. No se conserva la tradición y eso es peligroso, porque se puede desvirtuar. Los dibujos de los trajes no son tan ortodoxos y los materiales son malos, no perduran en el tiempo», matiza.
Mientras ayuda a Adela y a Pepita a colocarse el cuerpo, el pañuelo, el crucero,… tira de refrán y se le oye decir entre risas: «Tengo muchas criadas y nadie me sirve».
¿Una charra se puede vestir sola?
No, porque son muchos elementos y muchos detalles. Hay que darse cuenta que esta vestimenta la lucían personas pudientes, que tenían criada y peinadora.
¿Los hombres también necesitan ayuda?
Sí, pero menos que las mujeres, quizá para abrochar el calzón y las polainas.
Pepe, un gran conocedor de las tradiciones charras, nos saca de dudas y señala que hay tantos trajes como comarcas.
Desde el quicio de la puerta mira atento la escena Pepe Román que se viste por primera vez de charro. «Me hace mucha ilusión, mi abuelo era un gran charro, se emocionaba cuando escuchaba una jota y quiero recordarlo».
Pepe ayuda a vestirse a su compañero y los complementos como el botón Cabeza de Turco que se coloca de adorno en el cuello, el reloj de bolsillo y el sombrero remata el atuendo de montaraz.
Dejamos a los cuatro dándose los últimos retoques y nos volvemos a encontrarnos con ellos durante la procesión. Adela y Pepita están emocionadas. Llevan en andas la imagen de la Virgen de la Vega. ¿Pesa?, preguntamos. «Sí, más de lo que pensábamos», responden.
Pepe Cuadrado va y viene de acá para allá. Mira que todo esté bien y que la patrona luzca imponente. Pepe Roma recuerda a su abuelo y se emociona. Le está gustando.
Los cuatro atraviesan el Puente Romano y dejamos que vivan con emoción este día tan especial para ellos, donde la devoción, la tradición y los sentimientos se entrecruzan.
1 comentario en «Las enaguas de las charras y los calzones de los charros»
¡Vivan las charras y charros que honran a su Patrona, a su Tierra y los que podemos contemplarlos con sincera admiración! ¡Y viva la que, con su escrito, nos ha hecho participar en esa honra!