Opinión

La sorpresa

Por la calle de Toro, hacia el misterio...

 

[dropcap]H[/dropcap]ace unos días mi gran amigo Francisco Blanco, a la sazón presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno, me llamó diciendo que me tenía que dar una cosa.

 

¿Qué cosa? -le pregunté.

¡No te lo puedo decir por teléfono! Ven y lo verás -me contestó.

Bueno, pues allá que me fui. ¿Qué será la cosa? ¡No llevaba nada en las manos!

Francisco Blanco, Salvador Yáñez y Emiliano Jiménez.
Francisco Blanco, Salvador Yáñez y Emiliano Jiménez. Foto: Elena Díaz Santana.

Y sin decir ni pio me cogió del brazo y tiró de mí por la calle Toro, hacia la iglesia de San Juan de Sahagún. –«¿Dónde me llevará Paco?«- no dejaba de preguntarme yo, a cada momento más intrigado. Llegamos a una casa y subimos al segundo piso. -«¿Qué habrá aquí?»

Llamamos. Salió a recibirnos otro gran amigo, Salvador Yáñez.

Resultó que en aquel piso Salvador tiene su estudio o taller, aunque en aquel momento más parecía almacén. Las paredes y parte del piso se mostraban abarrotadas de cuadros, caballetes y otros utensilios de pintor.

Deslumbrado, lo primero que vi fue un buen retrato que este artista le había hecho a Francisco Blanco. ¡Me gustaba!

Fue Paco quien me hizo volver la vista a otro retrato que estaba al lado. Miré y me quede pasmado. ¡PERO SI ERA YO!

No sé que dije. No lo recuerdo. Creo que estuve muy torpe en mis palabras.

Y ahora que estoy más sereno, ¿qué puedo decir de este retrato que me ha pintado Salvador? ¡Pues que soy yo, en carne y hueso; y en alma! ¡Sólo me -le- falta hablar! Es evidente que sobre su valoración artística no soy la persona más indicada para hacerla. Lo único que me sale de lo más profundo se resume en una sola palabra: ¡GRACIAS!

Pero creo que eso es muy escaso para expresar lo que siento, amigos míos: ¡tanto, que no cabría en unas cuartillas! ¡Haría falta papel como para escribir la Enciclopedia Espasa!

– ¡Dime, Salvador! -le pregunté- Todos estos cuadros, retratos de salmantinos, ¿qué vas a hacer con ellos?
– Estoy preparando una exposición…
– ¿Dónde?
– En La Salina, a partir del 6 de octubre…
– ¡Pues allí estaré!

2 comentarios en «La sorpresa»

  1. Bravo…amigo mío…ya hace tiempo que te considero inmortal, mira como el destino me da la razón y te imprime….un abrazo…visitaré la exposicion

    Responder
  2. Muchas gracias, amigo Luis. La inmortalidad es algo que a todos nos preocupa. Pero alcanzarla es muy difícil.
    Un abrazo

    Responder

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