Opinión

Las abuelas, punto de apoyo familiar

Lay y Ramón, con dos de sus tres nietos.

[dropcap]C[/dropcap]ada día más familias se apoyan en las abuelas para el cuidado de los nietos. Este es el caso de Laly Pérez Cuesta. Es abuela de tres niños pequeños entre cuatro meses y tres años.

 

Laly es una abuela feliz, madre de dos hijas que trabajan, Patricia, que vive en Madrid y es madre de un niño y una niña y Cristina, mamá de un bebé y residente en Salamanca.

La maleta de Laly y  su marido Ramón siempre está a punto para emprender viaje a Madrid. Durante los tres últimos años son incontables los desplazamientos que han realizado para ayudar a su hija. Ellos saben lo difícil que es conciliar la vida familiar y laboral y, sobre todo, cuando se tienen dos hijos con poca diferencia, ya que el mayor tiene tres años y la pequeña veinte meses, que si bien acuden a una guardería, siempre surgen inconvenientes: turnos laborales, viajes profesionales y lo más triste para Laly, hospitalizaciones de alguno de los nietos.

Esta gran abuela es la columna vertebral de la familia y sus hijas lo saben muy bien e intentan en la medida de lo  posible, demandar su ayuda en los momentos más imprescindibles y que  tanto ella como su marido vivan su vida, realicen sus viajes y sigan con su rutina diaria.

Para  Laly la llegada de sus nietos ha sido alcanzar la felicidad completa, adora a sus tres ángeles y disfruta jugando con ellos y sin duda les transmitirá los principales valores familiares como hizo y sigue haciendo con sus dos hijas: Patricia y Cristina, de las que se siente profundamente orgullosa y de las que está recogiendo el fruto que ella sembró.

Esta joven abuela también se agota porque es muy difícil seguir el ritmo inagotable de los niños. En ocasiones, durante estancias más largas en Madrid, volvía el fin de semana a descansar aprovechando que uno de los dos padres podía quedarse al cuidado de los pequeños. Estoy segura que sabrán recompensar a esta abuela con lo mejor que pueden ofrecerle sus hijas: Cariño, respeto y admiración.

Desde estas líneas animamos a todas las abuelas y abuelos que como Lali y Ramón ayudan a sus hijos sin condiciones, a que disfruten de sus nietos que será, sin dudarlo, la mejor  dosis de vitaminas para vivir felices.

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