El Ministerio Fiscal pide 11 años de prisión para un hombre de Navales que intentó pagar a un empleado de Seur con un billete falso de 200 euros. Aunque el acusado, actualmente en prisión, niega todos los hechos, la Guardia Civil ha asegurado que encontraron en su domicilio diversos artículos de equipamiento informático para falsificar y un sobre escondido con cuatro billetes falsos de 200 euros.
La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este martes el procedimiento judicial contra FMS, acusado por delito de falsificación de moneda y estafa. Los hechos tuvieron lugar el pasado mes de enero de 2017 cuando un empleado de la empresa de mensajería Seur entregó un paquete a FMS por el que recibió un billete de 200 euros que su banco posteriormente identificó como falso. Debido a que se trata de un autónomo, el repartidor tuvo que pagar él mismo el precio del producto e interponer la denuncia.
La Guardia Civil realizó un registro de la vivienda, propiedad de sus padres, un matrimonio de unos 80 años, y encontró diversos objetos informáticos que se utilizan normalmente en delitos de falsificación. Entre estos objetos se encontraban una impresora con escáner, máquinas troqueladoras de números y letras, una guillotina para cortar papel, folios de papel similar al de los billetes reales y un cartucho de tinta amarilla, además de un sobre con un billete legítimo de 200 euros.
En el garaje de la vivienda se encontraba un Audi A4 en el que había escondido un sobre con otros cuatro billetes falsos de 200 euros ocultos bajo la alfombrilla del conductor. La Guardia Civil asegura, además, que cuando acudió a la casa el acusado estaba intentando escapar a través del tejado. A esto se le suman otros antecedentes penales de falsificación en los que se le acusaba de pagar con billetes falsos de 200 euros en diferentes establecimientos comerciales.
El acusado niega todos los hechos e insiste en que la firma que consta en el albarán del repartidor no es la suya. Argumenta que él no utilizaba el Audi debido a una discapacidad en el brazo izquierdo que le impedía conducir, a pesar de que los agentes insisten en que se le ha visto conducir diferentes vehículos a menudo, que no vivía en esa casa sino en Alba de Tormes y que pudo haber confusión con su padre debido a que se llaman igual. El material informático lo relacionó con la actividad empresarial de sus hermanos, aunque en el registro no se encontró ninguna vinculación.
También ha asegurado mantener una relación de enemistad con el sargento de la Guardia Civil, quien le habría amenazado con imputarle en algún delito. El sargento, quien acudió como testigo, declaró no tener ninguna clase de relación con el acusado, ni de amistad ni de enemistad. Pero no fue el único ataque al cuerpo de la Guardia Civil, ya que la madre del acusado testificó que vio a uno de los agentes esconder un sobre en el coche para luego acusarle.
Por todo lo expuesto, el Ministerio Fiscal pide una condena de 11 años de prisión más el pago de una multa que asciende a 4.800 euros.
Texto y foto: P.C.M.