Jesús Málaga, presidente del Centro de Estudios Salmantinos, y La Crónica de Salamanca inician una serie sobre monumentos, rincones, rutas y lugares ‘escondidos’ de nuestra ciudad bajo el título de: Salamanca, de la sombra a la luz
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades coloca a Salamanca en un lugar de excepción.
Este libro es el precursor del género de la picaresca, tan importante para explicar la literatura en lengua castellana, tanto es así, que podemos hablar de que esta obra cementó lo que sería el Siglo de Oro. Es anónimo, aunque se cree que su autor fue Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco, estudiante de la Universidad de Salamanca y amigo de Santa Teresa. El anonimato se explica porque en el siglo XVI las actuaciones de la Inquisición eran muy virulentas y publicar con nombre y apellido este tipo de manuscritos se castigaba con la cárcel o con la muerte.
Lo que sí constatamos es que El Lazarillo de Tormes ha inmortalizado el nombre de nuestro río y por extensión el de Salamanca. Bien es cierto, que poco partido le hemos sacado a lo largo de estos más de 500 años de existencia desde que se editó en Burgos, allá por 1554. Desde entonces, se leen las aventuras, penurias y sinsabores del singular protagonista. Por este motivo, la serie: ‘Salamanca: de la sombra a la luz’ pretende que Lázaro vuelva a ‘pasear’, a modo de ruta, por la vera del Tormes, al menos su grandioso legado literario
Cuenta el libro del Lazarillo de Tormes que éste nació a principios del siglo XVI, más concretamente 15 ó 20 años después de haberse cumplido los 1500 de la Era Cristiana, cuando reinaba en España Carlos V, uno de los emperadores más poderosos que han existido.
El propio Lázaro relata que nació dentro del río Tormes, circunstancia que explica así: «Mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña, que esta ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí; de manera que con verdad puedo decir nacido en el río».
Este molino, que en verdad existió, estaba situado en Tejares. Hoy día, ni la aceña, ni sus ruinas existen, antes de construir la A-62, se podían apreciar restos de lo que fue o pudo ser el molino. En la actualidad, ese lugar está ocupado por uno de los pilares que sostiene el puente de la autovía que atraviesa el Tormes.
Lázaro de Tormes nació viendo la ciudad como se erigía a lo alto, observando ya siluetas de templos y palacios. Hoy desde el lugar donde nació el primer pícaro de la historia de la literatura se contempla la belleza arenisca de Salamanca.
La ruta que se podía establecer desde la ciudad hasta el lugar donde vino al mundo el personaje tendría como ‘acompañante’ el rumor del Tormes y en su andar se podrían colocar inscripciones con pasajes del libro o leyendas de la ciudad que acontecieron en el siglo XVI, tan importante para la historia de la ciudad, ya que por sus calles callejearon Lope de Vega, Cervantes, Calderón de la Barca o Góngora, entre otros grandes de nuestras letras.
A modo de ejemplo: El prólogo de La Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, reza así: «Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleites; y a este propósito dice Plinio que o hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello». Que reza el prólogo de .
Los andariegos podrían concluir su caminar con la descripción que hace Lázaro de su salida de la tierra que lo vio nacer.
«Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí; y cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendición y dijo:
– Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto. Válete por tí.
Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo:
– Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran ruido dentro de él.
Yo simplemente llegue, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y dióme una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
– Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo”, y rió mucho la burla».
4 comentarios en «El Molino del Lazarillo ‘cimentó’ la A-62»
¡Una iniciativa maravillosa! Estoy seguro que de haberse producido en los «80» ahora estaríamos disfrutándola. ¡¡¡BRAVÍSIMO!!!
Hay mucho que trabajar para poner en valor todo lo destruido por la absurda modernización de las últimas décadas. Las fuentes tapadas de tejares, la platina, la del Marín. Memoria histórica y patrimonio natural de l@s salmantin@s, esperemos que el nuevo plan Tormes+ pueda dar con la clave para la recuperación d la memoria de las huertas y vega de Salamanca, de la antigua mini central hidroeléctrica, de la puesta en valor ecológica de las márgenes del Tormes y volver a sentir el río como nuestro.