La patronal salmantina que reúne a los instaladores de fontanería y calefacción, Aesfonca, ha solicitado a las administraciones públicas un periodo máximo de tres años para que los sistemas de calefacción central que todavía existen en la provincia (la Asociación ha contabilizado más de 200 sólo en la capital) puedan adaptarse a la nueva normativa europea.
Actualmente, hasta la publicación del mencionado Real Decreto, “la instalación de repartidores de costes o los contadores de consumo en las instalaciones de calefacción central es totalmente voluntaria por parte de cada comunidad”, explica el presidente de AESFONCA, Manuel Álvarez, quien recuerda que “es recomendable llevarlo a cabo cuanto antes, puesto que el ahorro económico que se consigue es notable”.
Sin embargo, a esta problemática que existe en muchas instalaciones salmantinas, se une la utilización del carbón como combustible principal. Dentro del Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE) no se contempla ningún horizonte de cambio de las calderas que se alimentan con carbón, al no hacer ninguna mención a los combustibles fósiles.
Únicamente, estos sistemas podrán continuar funcionando siempre y cuando no fuese posible el cambio a otra fuente de energía. “El carbón es el combustible menos eficiente y que más poluciona el Medio Ambiente. Su presencia cada año es más testimonial en toda España”, explica el presidente de los instaladores de fontanería y calefacción de la provincia.
Madrid ha sido una de las primeras ciudades en España en abordar este problema, un primer paso contra la contaminación que existe en la capital, y ha establecido una fecha concreta para que todas las instalaciones de calefacción central abandonen esta fuente de energía: 1 de enero de 2020.