[dropcap type=»1″]L[/dropcap]a casa de los Maldonado de Morille no existía en los años de la revuelta comunera. En el solar que ocupa se erigía otra vivienda que fue incendiada y demolida por el amotinado pueblo salmantino, enfurecido al conocerse que su dueño, Francisco de Ribas, había desafiado y amenazado de muerte a Pedro Maldonado, jefe de las milicias comuneras salmantinas, en el convento de San Francisco el Grande.
El que mandó construir la casa actual fue Diego Maldonado, que ostentó el cargo de camarero del arzobispo Alonso de Fonseca III. El tío de Diego, Francisco de Ribas, desempeñó el cargo de mayordomo de Alonso de Fonseca II y también de su hijo, Alonso de Fonseca III. Diego era el segundo hijo de Pedro Maldonado (personaje distinto del comunero del mismo nombre y apellido), y de María Ribas. Estudió la carrera eclesiástica. Por influencia de su tío, Francisco de Ribas, entró al servicio del arzobispo Fonseca cuando éste ostentaba el arzobispado de Santiago, antes de tomar posesión de la sede de Toledo. Diego llevaba todos los asuntos personales y, por tanto, los más delicados del prelado. Viajaba con él a los muchos lugares que su cargo eclesiástico y como miembro de la Corte requería. Programaba su agenda y, por supuesto, las audiencias del arzobispo.
Así como su tío tuvo el privilegio de ser enterrado en la iglesia de las Úrsulas, junto al arzobispo Fonseca II, Diego tuvo ese mismo privilegio en la iglesia del Colegio Mayor del Arzobispo, la gran institución universitaria fundada por Alonso de Fonseca III.
En su alta posición logró para sí un sinfín de privilegios que le aportaron riquezas y honores. Fue canónigo de los arzobispados de su jefe, Santiago y Toledo, desempeñó el beneficio de muchas iglesias y se relacionó con lo más granado de la corte del emperador.
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