La perfecta alineación de las pirámides, no solo las egipcias sino también las mayas, ha sido motivo de estudio y debate durante décadas. Los científicos e historiadores se preguntaban cómo era posible conseguir ese resultado con los básicos utensilios de la época. Se ha llegado a hablar, incluso, de extraterrestres. Sin embargo, el misterio ha sido resuelto gracias al arqueólogo Glen Dash y no tiene nada de sobrenatural.
Según los estudios, fue el equinoccio de otoño el gran secreto de los antiguos egipcios en la construcción de las pirámides de Guiza, cuya alineación es casi perfecta y sus caras miran a los cuatro puntos cardinales. Cuando hay equinoccio, el sol se sitúa en el plano del ecuador celeste y alcanza su punto más alto, provocando que su intersección con el plano del ecuador sea prácticamente perfecta.
Los egipcios poseían un instrumento llamado gnomon, una vara clavada en el suelo que mide el recorrido de su sombra, gracias al cual podían determinar con precisión la posición solar.
El arqueólogo Glen Dash ha publicado esta investigación en The Journal of Ancient Egyptian Architecture, una publicación sobre arquitectura egipcia, y afirma que los antiguos egipcios solo tuvieron que ir marcando los puntos del recorrido de la sombra del gnomon durante el equinoccio de otoño. De esta manera, trazaban un arco perfecto para, después, unir dos puntos y trazar una línea recta. Fue sobre esta línea donde construyeron las pirámides.
«Quienes construyeron la Gran Pirámide de Guiza (la Pirámide de Kheops) la alinearon con los puntos cardinales con una exactitud de no más de cuatro minutos [de sombra] del arco», explica el arqueólogo. Dash comprobó su teoría haciendo el experimento él mismo en el año 2016. La desviación de las cinco pirámides de Guiza es de 0,66 grados contra las agujas del reloj, la misma que se consigue aprovechando el equinoccio de otoño.