Opinión

Una lápida necrofrontispicial

. En el cementerio viejo de Mondoñedo (Lugo) (foto E. Jiménez, 2011)

 

[dropcap]O[/dropcap]rdenando mi biblioteca, encontré el otro día «Los españoles«, de Luis Carandell y me vino a la memoria un suceso que me ocurrió en relación con este admirado periodista, cronista parlamentario y autor de libros en los que vertía a raudales su humor e ingenio, que no ofendían a nadie. ¡Un insigne espectador y comentarista de su Celtiberia, que tanto amó y disfrutó!

 

Luis Carandell (24 Febrero 1929 – 29 agosto 2002).

Fue muy querido en Salamanca, donde, cuando venía a la docta ciudad del Tormes, no dejaba de asistir a su tertulia en el Novelty.

Entre las cosas que llamaron su atención están las lápidas mortuorias, con frases que mentes humorísticas, o menos, dejaron en piedra. Sirva de ejemplo «Ya os dije que me encontraba mal«, como una de tantas.

Durante mis andaduras por mi amada Galicia vi varias lápidas de otro tipo, de esas tan tremebundas que sobrecogen el ánimo de los que las leen en los frontispicios de los cementerios.

No es que sea necrófilo, pero hay que reconocer que en ningún sitio se disfruta de tanta paz como en los camposantos. ¡Salvo cuando hay un entierro, por supuesto! ¿Qué mejor ejemplo que el de Luarca, en el Occidente de Asturias, donde las tumbas reposan en una ladera que mira al mar? ¿O el antiguo de Mondoñedo, convertido hoy en parque, con sus maravillosas estatuas, como el de la Dama Velada o los monumentos a los ilustres mindonienses?

Frontispicio del cementerio de Cuveiro (Cabarcos, Lugo) (foto: E. Jiménez, 29-agosto 2002).

Hay casos muy curiosos, como aquel famoso que se encuentra en la necrópolis de Alfaro, en La Rioja, que corresponde a una persona que quiso ser enterrada verticalmente, según la tradición para contemplar eternamente la tumba de su amada.

En el Concejo de Ourol, en la provincia de Lugo, hay algunos cementerios que destacan por sus estatuas, con un arte sobrio y rotundo, muy personal, como lo son los cruceiros de la zona. Me hubiese gustado indagar más sobre los autores de estas muestras de fervor cristiano, producto muy concreto de una época –primer cuarto del siglo XX– y de un lugar. Quizás algún día yo mismo, o alguien, lo haga.

Pero retrocedamos a un día en el que andando, siempre acompañado por Pili, vimos una lápida en el frontis de un cementerio gallego. El lugar era aledaño a la iglesia de Cabarcos, cercano a Vilanova de Lourenzá.

            La lápida dice así:

Mira a los que están aquí

¡O cristiano disipado!

Que el día menos pensado

Tú estarás también así;

Piensa que será de ti

Cuando aquí te hayan dejado

La frase aparece ¡por supuesto! orlada y rodeada de calaveras, tibias cruzadas, la guadaña y el reloj de arena.

Al verlo me acorde de Luis Carandell. ¿Conocería este sexteto mortuorio? ¿Por qué no retratarla y enviársela? No sabía su dirección, pero no sería muy difícil encontrarla preguntando a amigos comunes. De modo que hice la foto y continuamos nuestra andadura.

Pero en ese mismo día ocurrió algo que me dejó anonadado: por la noche, en el telediario, dieron la noticia del fallecimiento de Luis Carandell. ¡En el mismo día en que yo tomé la decisión de escribirle!

————–

Detalle de la misma.

Han pasado muchos años desde entonces. Al reencontrar su libro me ha venido el recuerdo de aquel día y de aquel cementerio ligado en mí a su muerte.

Lo comprobé. ¡Y efectivamente! La fecha del óbito es el 29 de agosto de 2002. Buscando entre las fotos que hice aquel día, encontré aquellas que no le pude enviar.

Lo hago ahora, desde aquí, como homenaje a tan admirado escritor.

4 comentarios en «Una lápida necrofrontispicial»

  1. Querido Emiliano, muy buena la historia de hoy. Una gran coincidencia, retazo de un mundo maravilloso que, a veces tocamos con la yema de los dedos y, acto seguido, se nos escapa. No sabía que Luis Carandell hubiera sido tertuliano del Novelty. A mi me gusta mucho su Celtiberia Show y me sorprendió paseando por Atienza la leyenda en una casa que decía: Aquí Luís Carandell.

    Responder
    • Parece ser que Luis Carandell descansaba en Atienza, y creo recordar que allí está enterrado.
      ¡Efectivamente! Hay ocasiones que dan que pensar en que lo sobrenatural existe. Esa fue para mí una de ellas.
      Un abrazo

      Responder
    • Querida Charo: me da la impresión de que te has equivocado de ocurrencia. ¿No te referirías a la ocurrencia de «El zapato».
      Por lo demás, un abrazo
      Emiliano

      Responder

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