El porqué del Pozo Amarillo

La céntrica calle tenía allá por 1450 dos pozos, uno donde San Juan de Sahagún realizó el milagro y otro, en el que el agua era de un color amarillento
Pocas calles en el mundo encierran el misterio y el milagro, la calle Pozo Amarillo de Salamana aúna los dos.

 

[dropcap]J[/dropcap]esús Málaga, presidente del Centro de Estudios Salmantinos, y La Crónica de Salamanca inician una serie sobre monumentos, rincones, rutas y lugares ‘escondidos’ de nuestra ciudad bajo el título de: Salamanca, de la sombra a la luz

 

Hay calles con misterio y calles con milagro y existen una calle en Salamanca que aúna los dos: el misterio el milagro. Nos referimos a la calle de Pozo Amarillo.

La plaza donde se puede leer el milagro realizado por San Juan de Sahagún, patrono de la ciudad.

En esta ocasión, la traemos a la serie Salamanca: de la Sombra a la Luz, para darle valor a una calle que desemboca en el Mercado Central y en la trasera de la Plaza Mayor, mitad peatonal, mitad transitada y que tiene en sus ‘cimientos’ historias de Salamanca que la hacen única. No todas las ciudades pueden contar que allí se produjo un milagro.

Conocido es el milagro que allí aconteció por el año 1475. Cuentan que Juan de Sahagún, fraile agustino, escuchó los gritos desesperados de una mujer que imploraba ayuda porque su hijo se había caído en un pozo. El clérigo se acercó y desató su hábito, arrojó su cíngulo, pero éste resultó corto para ser alcanzado por el pequeño. Comenzó a rezar y el agua subió tanto que el niño no tuvo problemas en agarrarse al extremo y así, el religioso pudo salvarle la vida.

En este pozo se produjo el milagro y en el otro el misterio. Preguntamos a Emiliano Jiménez, geólogo, paleontólogo y profesor jubilado de la Universidad de Salamanca, si existe una explicación científica para que las aguas tuvieran el color amarillo que le han dado el nombre a la calle.

Jiménez nos aclara que la zona donde se asienta la calle de Pozo Amarillo está constituida por una serie de capas delgadas de materiales detríticos muy variados. «Es de suponer que en tiempos muy próximos al milagro se hiciesen algunas obras en las inmediaciones del pozo, y que afectasen a alguna de las capas de cemento ferruginoso, produciendo una contaminación temporal en el manantial que nutría al pozo y que tiñesen el agua de un color amarillo o rojizo«.

El profesor analiza los cortes de los que está formado el subsuelo de esta zona, ya que son similares a los que pueden verse en la Peña Celestina y otros lugares de la ciudad los determinan como conglomerados, areniscas y limos, cuyo cemento (llamando así al material que aglutina los granos, principalmente de cuarzo) puede ser silíceo (dando a la roca una gran compacidad), arcilloso (formando capas impermeables) o ferruginoso (dando a la roca un colorido amarillento o rojizo).

La edad de estos estratos es anterior al Eoceno (hace más de 56 millones de años). Los fósiles más antiguos que se han encontrado en Salamanca son las famosas tortugas y cocodrilos de Cabrerizos y Villamayor, que se exhiben en la Universidad y están datadas en unos 38 m. a. Es casi seguro que sean incluso anteriores al Terciario (¿Cretácico?) sin que se haya podido, hasta ahora asegurar nada.

«También es posible que la capa que afectó al color amarillo del pozo fuese de edad más moderna, del Mioceno, en cuya base suele darse este tipo de cemento arcilloso-ferruginoso. Su edad es de unos 25 m. a», concluye el profesor Jiménez.

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