Fiel a la tradición que instauró hace algunos años, Bob Dylan, solo se ha dejado ver en Salamanca sobre el escenario.
Vino a la ciudad del Tormes tras su concierto de Lisboa. Se alojó el viernes en su lujoso hotel salmantino y ni siquiera ha salido para comer, aunque ha comido de restaurante. Comme il faut.
Si eres una megaestrella invisible alguien lee la carta por ti, te dice lo que hay y te llevan la comida sin tener que acicalarte.
Y envuelto en ese hermetismo, que también puede interpretarse como antipatía, han pasado las horas hasta que se desplazó al Multiusos sin dejarse ver, y no es por falta de cámaras, porque los fotógrafos le tenían ganas. primero para ensayar y luego para dar su primer concierto de su gira por España.
En vista de cómo se han desarrollado los acontecimientos solo puede haber entrado en coche. La otra opción, que se anticipara varias horas y esperara en el interior del recinto a que dieran las diez de la noche, es poco probable, teniendo en cuenta que no es fácil pasar de la comodidad de un cinco estrellas, o de un autobús estratosférico, al vestuario de un recinto deportivo con cierto olor a choto. Demasié para cualquiera, incluso aunque seas una megaestrella invisible.
Y afuera, aparte del frío, un público ya con los sentidos tranquilos, con sus décadas encima, como requería la cita. Muchos venidos de fuera (para regocijo del sector hostelero), como un imitador que fue desincentivado por la Policía local. Algunos sin entrada esperando encontrarla, y los reventas que pedían 250 euros por la más barata, la de 40 euros, en el gallinero.
Todos esperándolo y al final pasó de largo. Bienvenido mister Dylan.
Galería de fotos del público de Bob Dylan, en este enlace