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Los vecinos piden que acaben las obras de la carretera de El Cerro a Peñacaballera

La Diputación dijo que finalizarían en julio de 2017 pero hoy sigue cerrada
Los manifestantes.

Unos 200 vecinos se manifestaron este miércoles por el centro de Salamanca para pedir a la Diputación la finalización de las obras de mejora de la carretera que une El Cerro con Peñacaballera, que debían haber concluido hace casi un año.

 

El proyecto para acondicionar la carretera (DSA-290) entre las localidades salmantinas de Peñacaballera y El Cerro se licitó en junio del año 2016 con una inversión inicial de 750.000 euros, aunque finalmente la Diputación Provincial contrató las obras con una rebaja de 154.000 euros, lo que dejó la inversión final en 596.000 euros.

Las obras de la carretera, de cinco kilómetros de longitud, consistían en la mejora y ampliación de la calzada ya que el trazado era muy estrecho, de apenas 4 metros, sin arcén, sin visibilidad y con muchas curvas.

No fue hasta enero de 2017, concretamente el lunes 23, cuando La Salina cortó la carretera, con varios meses de retraso, y con la pretensión de abrirla en julio de ese año, pero no se han cumplido los plazos.

Los numerosos problemas surgidos durante la ejecución de las obras están retrasando la apertura de la carretera, que estaba prevista en un año desde la adjudicación, con el consiguiente perjuicio para vecinos y usuarios, ya que para acceder a El Cerro se ven obligados a transitar por la carretera de Montemayor del Río y Lagunilla, lo que les obliga a dar un rodeo de unos doce kilómetros.

Además, a consecuencia de las voladuras practicadas, se han ocasionado numerosos desperfectos en las tierras colindantes, sin que hasta el momento hayan sido subsanados.

Los vecinos también denuncian que se ha reducido el alcantarillado de evacuación para ahorrar dinero (ahí puede haber afectado la rebaja en la oferta de la empresa adjudicataria), con lo cual se ha agravado el problemas, porque muchas cunetas no desaguan y cuando llueve el agua rompe por donde puede, llevándose a su paso toda la arena y el compactado de zahorra y tierra, dejando la carretera al aire, como ocurre en el último tramo de la carretera DSA290, a la altura del puente Naila.

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