El Unamuno más tierno y paternal se deja ver en este poema de principio del siglo XX
Poema, Miguel de Unamuno, 1907
Cuando he llegado de noche
todo dormía en mi casa,
todo en la paz del silencio
recostado en la confianza.
Solo se oía el respiro,
respiro de grave calma,
de mis hijos que dormían
sueño que la vida alarga.
Y era oración su respiro,
respirando el sueño oraban,
con la conciencia en los brazos
del Padre, que el sueño ampara.
Eres, sueño, el anticipo
de la vida que no acaba,
vida pura que respira
debajo de lo que pasa.
Desde el Alto soto de torres, por la Asociación Amigos de Unamuno.