El parricida de Chamberí, Johnny Rafael Demey Zambrano, ha sido declarado culpable de asesinato por unanimidad por el jurado popular, sin posibilidad de indulto
El jurado popular ha declarado culpable de asesinato a Johnny Rafael Demey Zambrano que el 27 de julio de 2016 le quitaba la vida a su padre en el salón de su domicilio asestándole dos cuchilladas en el cuello. A continuación, el parricida intentó salvarle la vida a su padre y aunque ayudó a su hermana a llevarlo al hospital, su padre falleció en el complejo hospitalario.
El jurado ha probado por unanimidad que el acusado residía junto a su hermana y su padre, y la esposa de éste en el domicilio donde ocurrió el asesinato. Que asestó las puñaladas y que acudieron al hospital donde su padre falleció.
Además, han probado que el acusado al descargar el cuchillo sobre el cuello de su padre, conocía que le podía quitar la vida y lo clavó en dos ocasiones, siendo interrumpido en su acción por la presencia en el salón de su hermana, al oír ruidos.
Asimismo, el acusado actuó de forma sorpresiva y totalmente inesperada para la víctima, que estaba solo y dormido en el sofá en el primer apuñalamiento en el cuello, por lo que no pudo defenderse. Además, el acusado describió lo ocurrido desde el primer momento a los agentes de la policía que acudieron al centro hospitalario Virgen de la Vega. Al ser detenido, fue explorado por una médico forense a quién relató frío y detalladamente los hechos ocurridos, incompatible con un ataque de ansiedad.
Por otra parte, no ha sido probado que el parricida tras ver la abundante sangre que salía por las heridas causadas a su padre participó activamente socorriéndole, con los medios a su alcance y le prestó auxilio de forma voluntaria y activa, para intentar salvarle la vida. Así como, que el acusado con anterioridad a los hechos enjuiciados, había consumido drogas o alcohol, teniendo por ello sus facultades de conocimiento voluntad de actuar, totalmente anuladas.
Tampoco ha sido probado que cuando dio muerte a su padre se encontraba enajenado temporalmente, en un estado mental que le impedía comprender el alcance de los hechos.