Larga vida a Joaquín Sabina

El cantante emociona al público salmantino en su actuación en el Multiusos y se emociona
Joaquín Sabina, este jueves en Salamanca.

Había expectación por comprobar el estado de forma y de salud de Joaquín Sabina tras el achaque que le obligó a pasar por el hospital hace algo más de un mes. Un trombo que lo dejó fuera de juego y a sus seguidores con el estómago encogido.

 

“Lo que tenía se llama menopausia”, dijo antes de confesar que estaba “loco por volver a pisar un escenario y si era en una ciudad como esta, mucho mejor”, comentó emocionado y recibiendo la primera gran ovación de la noche.

Avisó al público que llenaba el Multiusos que él sabía que habían acudido para escuchar sus viejas canciones, “pero en la primera parte os vais a joder, porque tenemos canciones nuevas que vamos a estrenar en Salamanca con vocación de agarrarse al corazón y a la memoria sentimental”, soltó de un tirón con su tono de canalla encantador, tan joven y tan viejo, tan grande y conmovedor, y con esa simpatía andaluza que ha sobrevivido a su enamoramiento de Madrid.

“Suelo decir que pasé de ser un jovenzuelo descontrolado a ser un viejo sin pasar por la madurez. Quería llegar a esa cifra mágica de este año, que he cumplido 69 tacos. Eso me convierte en lo que siempre quise ser, un viejo verde”, confesó a su  público descojonándose al alimón.

Y elogió a su familia, que es su banda, y su modo de vida. “Muchos cantantes dicen que las giras son agotadoras, porque están lejos de casa” y esas cosas. “Mienten como bellacos. Yo tengo una casa que es el escenario. Esta es mi casa y viajo con mi familia. Estos son mi familia”, señalando a sus músicos, “que han sido muy elegidos entre lo peor de cada casa”, comentó.

Con algunos lleva 35 años (“más de lo me han aguantado algunas novias”), y otros se han ido incorporando y cubriendo los huecos que dejaban otros.

Ahora también le ayudan a que el concierto dure dos horas y media, algo que no está nada mal para ser un viejo verde, y a devolverles lo que ellos le han dado, “porque componen, viajan y se emborrachan conmigo. Somos un grupo y el único grupo que conozco donde todos los músicos cantan mejor que el cantante”, relató para anunciar que en las dos ocasiones en las que él se tomaría sendos respiros de quince y diez minutos, ellos interpretarían algunas canciones suyas.

No sonaban lo mismo que con su voz, pero era el tributo que había que pagar para verlo salir de nuevo con energías renovadas. “Somos una familia muy bien avenida y no hay sexo, pero porque ellos no quieren. Y a ellas ni les pregunto”, ja, ja, ja.

La noche dio para eso y mucho más, incluida la petición de mano que protagonizaron Javier y Mari Ángeles, que estaban en la tercera fila, y a quienes Sabina les dedicó ‘Noche de bodas’, esa magnífica versión de la canción de Chavela Vargas. “¿Te habrá dicho que sí? Por que si no me estropeas la canción”, espetó al novio.

Sabina y su familia convirtieron el Multiusos en una fiesta con algunos de sus grandes temas, coreados con ganas por el público, que recibió el agradecimiento de Joaquín Sabina. Larga vida a Sabina.

Galería de fotos del concierto de Joaquín Sabina en Salamanca, aquí

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