[dropcap]D[/dropcap]avid Noguera, presidente de MSF-España, hace una valoración de la situación actual y futura en el Mediterráneo: “Finalmente ha empezado la operación de desembarque, aquí en Valencia. Es el final de un viaje demasiado largo, y con sensaciones contradictorias».
Por un lado, desde Médicos Sin Fronteras celebran que la gente que se ha recogido en el Aquarius estén en un lugar seguro, donde se les atienda de una forma digna, y también dar la bienvenida a los compañeros que han tenido un viaje duro, pero con una preocupación por el futuro de las operaciones de rescate en el Mediterraneo, «con los bloqueos de los puertos europeos, que nos van a obligar a repensar la operativa, y que sin duda es un evento negativo y un hecho más de una cadena de retroceso que no hace más que complicar más y más las operaciones de rescate en el Mediterráneo. Este mensaje debe ser un hecho que nos obligue a todos a la reflexión colectiva para encontrar soluciones más justas, más humanas, más solidarias al drama de la gente que se lanza al mar en el mediterráneo”, puntualiza Noguera, presidentes de Médicos Sin Fronteras España.
Historia de una travesía
Tras una semana de bloqueo político sobre la suerte que van a correr las personas que sean rescatadas en el Mediterráneo, la organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia el cierre de los puertos practicado por Italia para impedir la llegada de 630 personas rescatadas que estaban a bordo del Aquarius y la estrategia de los Gobiernos europeos de priorizar los réditos políticos sobre el salvamento de vidas en el mar.
«Los hombres, mujeres y niños que están a bordo del Aquarius han huido de conflictos y de la pobreza y han sobrevivido a terribles abusos en Libia. Se les ha transportado de un barco a otro como si fueran mercancía y han tenido que soportar innecesariamente un viaje más largo y más duro», denuncia Karline Kleijer, coordinadora de emergencias de MSF. «Agradecemos la intervención del Gobierno español; Italia y otros Gobiernos europeos han incumplido de forma vergonzosa sus responsabilidades humanitarias y han optado por colocar la política por encima de la vida de personas vulnerables».
En un futuro
De cara a la reunión del Consejo Europeo de la semana que viene, MSF reclama que los Gobiernos europeos sitúen como prioridad absoluta la vida de las personas. Se debe facilitar un desembarco rápido en los puertos europeos seguros más cercanos, en los que los rescatados puedan recibir asistencia adecuada y garantías de que los necesitados de protección internacional podrán solicitar asilo u otras formas de protección. Los Gobiernos europeos no deben bloquear las iniciativas independientes y no gubernamentales de búsqueda y rescate y deberían crear un mecanismo exclusivo y eficaz de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central.
“Celebramos que los rescatados por el Aquarius estén en un lugar seguro, donde se les atienda de forma digna. Pero debemos realizar una reflexión colectiva para encontrar soluciones al drama de la gente que se lanza al mar en el Mediterráneo. Necesitamos soluciones más justas, humanas y solidarias”, declara David Noguera, presidente de MSF España.
Italia juega con la vida de 630 rescatados al cerrar sus puertos
El barco de búsqueda y rescate Aquarius, operado por SOS Méditerranée junto con Médicos Sin Fronteras, rescató a más de 200 personas durante el fin de semana del 9 y 10 de junio; a estas, se sumaron otras 400 transferidas desde barcos de la Marina y de los guardacostas italianos.
Aunque el rescate y traslado de estas 630 personas fue iniciado y coordinado por el Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Italia, las autoridades de este país denegaron la autorización para llevarlas a tierra en el puerto seguro más cercano.
Esta negativa supone romper no solo con la práctica habitual hasta ahora, sino también representa una violación de la ley internacional. Malta, que hubiera sido el siguiente puerto seguro más cercano, también se negó a autorizar el desembarco del Aquarius alegando la responsabilidad y el papel de coordinación de Italia.
Finalmente, el 11 de junio, el Gobierno español intervino y ofreció para el desembarco el puerto de Valencia, a 1.300 kilómetros de distancia.
MSF continuó exigiendo a las autoridades italianas que autorizaran el desembarco en el puerto seguro más cercano, tal y como estipula la ley marítima internacional. MSF también alertó de los problemas tanto de seguridad como humanitarios del hecho de tener que viajar cuatro días más con 630 pasajeros hacinados en un barco sin suficiente agua ni comida.
“Las autoridades italianas se mostraron insensibles. Primero sugirieron que MSF transfiriera a los más vulnerables. Sin embargo, cuando presentamos una lista de casi 200 personas, que incluía a menores no acompañados, enfermos y heridos, mujeres embarazadas y mujeres solas con hijos, se negaron a aceptarlas. Entonces pidieron que solo fueran trasladadas las siete mujeres embarazadas, pero no ofrecieron respuesta satisfactoria a nuestra preocupación por la separación de familias que eso conllevaba y a la necesidad de los esposos de estar con sus mujeres embarazadas», explica Kleijer.
Pese a la alerta de MSF sobre el impacto humanitario y médico de un viaje hasta Valencia, el 12 de junio las autoridades italianas dieron instrucciones al Aquarius para que transfiriera a 524 personas a dos barcos italianos y se dirigiera a España con los 106 restantes, lo que suponía un viaje de cuatro días.
“De forma vergonzosa, las autoridades italianas cerraron sus puertos a 630 personas rescatadas y las movieron por el Mediterráneo para obtener réditos políticos», añade Kleijer. «Aunque Italia pueda tener agravios legítimos acerca de la falta de apoyo de otros países europeos que no han cumplido con el reparto de responsabilidades con los refugiados, eso no justifica de ninguna de las maneras este trato degradante».
Los rescatados, a merced de las agendas políticas europeas
Lo acaecido en el Mediterráneo esta semana ejemplifica el trasfondo de las dinámicas políticas europeas. Los Gobiernos europeos no contemplan que el salvar vidas de migrantes y refugiados en el mar sea una prioridad. Al contrario, refuerzan fronteras y cierran puertas; también han apoyado con entusiasmo el hecho de que la Guardia Costera libia haga regresar al país magrebí a quienes han sido rescatados en aguas internacionales, a pesar de que allí sufren un trato inhumano y abusivo.
Los Gobiernos no han dado apoyo suficiente a los países que se encuentran en primera línea del perímetro europeo, como son Italia o Grecia, quienes registran la mayoría de llegadas de refugiados y migrantes. Tampoco han asumido su parte de responsabilidad en el realojamiento en países europeos de los demandantes de asilo.
“Los Gobiernos europeos deben comprender la importancia de las operaciones de búsqueda y rescate. Más de 500 personas han muerto ahogadas en 2018 en el Mediterráneo central tratando de cruzar el mar en balsas impracticables. Según informaciones de prensa, 12 personas murieron esta semana en el naufragio de una balsa, en el que un barco de la Marina estadounidense rescató a 40 personas», informa Kleijer.
El Aquarius es uno de los pocos barcos independientes y no gubernamentales de búsqueda y rescate que todavía operan en el Mediterráneo central. Eso no significa que las necesidades ya estén cubiertas y no hagan falta más barcos. En lo que va de año, hasta el 8 de junio, el Aquarius ha rescatado o recibido a 2.350 personas; de no haber sido sacadas del agua, todas ellas hubieran muerto ahogadas. El número de barcos de rescate ha disminuido en el pasado año debido a las barreras burocráticas impuestas, pero también debido a los procedimientos judiciales iniciados contra el personal que trabaja en iniciativas de rescate independientes.
“La campaña contra la imagen de los barcos de las ONG debe cesar. Nuestra única intención es salvar vidas en el mar. Es difícil de explicar por qué el Aquarius no puede desembarcar a 630 personas rescatadas y tiene que emprender cuatro días de viaje hacia España, cuando un día más tarde el barco de la Guardia Costera italiana Diciotti sí pudo desembarcar a 900 personas en Italia», apunta Kleijer.
“Valencia es el final de una terrible odisea para 630 personas. Ahora Europa debe comprometerse con seriedad a salvar vidas y a permitir el desembarco adecuado de los rescatados. Mientras los Gobiernos incumplen sus responsabilidades, los equipos a bordo del Aquarius continuarán con las labores de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central».