[dropcap]H[/dropcap]asta el nombre lo tiene de cuento, no solo su apariencia. La placa dice HovoHambre. Antes, allá por el siglo XVIII fue llamada de Loambre y después de Lobo-Hambre
Es una de las calles más antiguas de la ciudad, estrecha, empinada y con una balconada que sirve de entrada y pequeño puente.
Su nombre, evoca a antiguo, Loambre y más tarde, Lobo-Hambre, para terminar llamándose hoy día, HovoHambre, que según Ignacio Carnicero en su Callejero Histórico de Salamanca, es una de esas vías públicas que «bautiza el pueblo por cualquier circunstancia totalmente desentrañable con transcurso del tiempo».
Hace unas décadas, debido a que allí se encontraba la Panadería de Marsan era muy concurrida por los salmantinos, porque allí asaban el tostón que se comía, preferentemente, en las fechas navideñas, los más viejos del lugar recuerdan aún las colas que se formaban para recoger la vianda para las celebraciones familiares. Aunque este horno, famoso por sus asados, estaba especializado también en hornazos y pastelería.
Los viandantes que deciden tomar el atajo por HovoHambre desde el Mercado Central, llegan a la calle de Doña Gonzala Santana, donde está la Filmoteca de Castilla y León.
2 comentarios en «Una calle de cuento en Salamanca»
Querida periodista: no sé por qué, pero este artículo es de los que me han gustado. Posiblemente sea porque lo has hecho con el mismo pensamiento que yo he tenido desde que la vi por vez primera. Una calle llena de misterio y sugerente de viejos tiempos de capa y espada. ¡Y que es muy difícil que cambie!
Las pintadas desmerecen y afean este sitio, da sensación se mugre y abandono. La balconada es muy bonita .