[dropcap]T[/dropcap]iene historia la calle Serranos de Salamanca, no en vano la contemplan mil años. Cuenta Ignacio Carnero en su libro Callejero Histórico Salmantino que la calle Serranos fue conocida así por las gentes que, al finalizar el siglo XI, llegaron a Salamanca desde las montañas o sierras, de León y Asturias, y que se asentaron en esta zona de la ciudad para acometer la repoblación encomendada por Alfonso VI a su yerno Raimundo de Borgoña, al frente de los cuales vino Fruela de León, primer alcalde del alcázar eregido en dicho distrito capitalino.
Estos moradores también fueron célebres por los negocios que desempañaron en dicha calle. Luis Cortés Vázquez recoge en su La vida estudiantil de Salamanca que cuando era preciso obtener dineros con rapidez y a costa de ropavejeros y casas de empleo, lo más expeditivo era acudir a la calle de Serranos, donde estaban establecidos tales remediadores, que según el irónico refrán, hacían su negocio abusando de la urgencia de las necesidades juveniles y de su liberalidad y poco miramiento. Por ello, el tan citado Correas trae en su Vocabulario de refranes el siguiente: En todo hay engaño sino es en la calle de Serranos, glosándolo de este modo: Es ropería de Salamanca; dicho por ironía.
A la calle de Serranos se acudía pues a empeñar, y no siempre necesariamente para gastarlo en comer, o más pecaminosamente en juego y pocos pardos mujeriles. También podían hallarse en las roperías hábitos más o menos sacros, cuando de ellos se había necesidad y era preciso abandonar el estudio. Véase esta cita e interprétela cada cual a su aire:
Determinaron huir
luego de este modo malo,
y recogerse en un monte
con hábito de ermitaño.
Y es la determinación
tal, que en la calle Serranos
dejó a Luengo en este punto
que está comprando los hábitos.
Fragmento del Entremés de Las Gorronas)
Esta longeva calle se encuentra escoltada por dos plazas, la de San Isidro, muy famosa en los años cincuenta del pasado siglo en Salamanca, al albergar la estación de autobuses, y la plaza de Fray Luis de León.
Además, tiene su importancia arquitectónica, ya que según señala Luis Enrique Rodríguez San Pedro-Bézares en su Historia de la Universidad de Salamanca, aquí fue decisiva la construcción del colegio de la Compañía de Jesús, ya de estilo barroco severo, según las trazas de Juan Gómez de Mora. La primera fase de las obras de este gran complejo se desarrolló entre 1617 y 1642, en la cual se completa el pabellón que baja paralelo a la calle Serranos.
La Universidad Pontificia por una acera de la calle Serrano y por la otra viviendas antiguas, como la que ocupa el número 1 de la calle, que según la Asociación Ciudadanos para la Defensa del Patrimonio, este edificio fue catalogado por su destacada ubicación, los esgrafiados de la primera planta y el estilo popular de los siglos XVIII y XIX. Siendo un ejemplo de arquitectura popular, tenía un uso de vivienda, en las dos plantas superiores, y comercial, en el local.
De la calle Serranos se abre paso la de Libreros, donde se asienta el edificio Histórico de la Universidad, y bajando hacía el río, a mano derecha encontramos la calle de Cervantes, antiguamente denominada la calle de Los Moros, donde cuentan que vivió el Manco de Lepanto cuando estudió en la Universidad salmantina. Al menos así lo refiere en 1819 Martín Fernández de Navarrete en Vida de Miguel de Cervantes Saavedra:
El señor D. Tomás González, catedrático de retórica que fue en aquella universidad nos asegura haber visto entre los apuntamientos de sus antiguas matrículas el asiento Miguel de Cervantes para el curso de filosofía durante dos años consecutivos, con expresión de que vivía en la calle de Moros. La separación del señor González de su antigua cátedra por haber sido provisto para un canonicato en Plasencia, y comisionado después por S. M. para arreglar el archivo de Simancas, nos ha privado de la proporción que hubiera tenido para facilitar un documento fehaciente de noticia tan honorífica a la misma universidad.
No hay constancia física, a modo de asiento de matrícula, del paso de Cervantes por las aulas de la Universidad, pero sí muchas referencias en su obra a la ciudad del Tomes. Así se puede ver en el Licenciado Vidriera:
Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado. Advierte hija mía, que estás en Salamanca
Que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias
Y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes
Gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor.
También hay referencia a Salamanca en la obra cumbre de Cervantes, concretamente en el capítulo 16 de la Segunda Parte:
(…)con todo el mal cariño que muestra tener a la poesía de romance, le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos que le han enviado de Salamanca, y pienso que son de justa literaria. (…)
Pero no sólo en El Quijote o en El Licenciado Vidriera aparecen referencias de Salamanca, también en La Gitanilla, que en uno de los romances que canta se habla de Salamanca:
(…)Si tu esposo no se muere
dentro de cuatro semanas,
verásle corregidor
de Burgos o Salamanca.(…)
En otra Novela Ejemplar, La Ilustre Fregona, Cervantes hace referencia a Salamanca:
(…) En este tiempo, propuso Carriazo a su padre que tenía voluntad de irse con Avendaño a estudiar a Salamanca. (…)
Por lo que, no está demostrado que Miguel de Cervantes estudió en Salamanca, pero Salamanca sí que estuvo muy presente en la obra del gran maestro de escritores.
Si pensamos que el creador del Ingenioso Hidalgo estudió en Salamanca, de lo que no hay duda es de que deambuló por la calle Serranos.
Documentación:
Historia de la Universidad de Salamanca, Luis Enrique Rodríguez San Pedro-Bézares.
La vida estudiantil de Salamanca, Luis Cortés Vázquez
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