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La calle de los palacios

San Pablo arranca en la plaza Poeta Iglesias, junto a la Plaza Mayor, y concluye en la puerta de San Pablo, una de las diez de las que disponía la muralla de Salamanca
La calle de San Pablo es la vía con más palacios, casonas y conventos de Salamanca. FOTOS. Pablo de la Peña.

 

[dropcap]S[/dropcap]an Pablo es una de las principales vías para comunicar con el centro de la ciudad. Está integrada en un eje que permitía atravesar el núcleo urbano desde el puente a la calle Zamora, pasando por la Plaza Mayor

La calle San Pablo hace algo más de un siglo no era como la vemos en la actualidad. Enrique García Catalán en su libro Urbanismo de Salamanca en el siglo XIX señala que el trazado de la calle era muy irregular y en ella se levantaban algunos palacios, iglesias y conventos.

Ruinas de la Iglesia de San Polo, junto donde se encontraba la puerta de San Pablo, una de las 10 que tenía la muralla de Salamanca.

De contar la historia de estos monumentos trata el reportaje. Así, en el extremo sur se encontraba la Puerta de San Pablo, con un tramo abovedado volteado con arco de medio punto rebajado para acceder a través de la muralla. Junto a ésta, ya en el interior, se encuentra la iglesia de San Polo, que se abría hacia la vía pública con una fachada, adornada por una galería de imágenes junto a la torre del campanario. Llegaban hasta la calle también las posesiones del seminario de Carvajal en la acera izquierda, que poco después de pasar la puerta de la muralla estrechaban el paso con el muro que cerraba su huerta.

También se estrechaba la calle San Pablo a su paso junto al convento de las monjas canónigas de San Pedro de la Paz, situado en la acera derecha a la altura de la actual plaza del Concilio de Trento; mediaba con dependencias del convento de las Dueñas y le separaba de la fachada de San Esteban la esqueva de Santo Domingo.

Un poco más arriba el paso volvía a estrecharse bajo el arco que unía la parroquia de San Adrián con el palacio de Orellana. En esta misma acera izquierda y diseminadas a lo largo de todo el trayecto había otras casas notables conocidas, como la Casa de la Concordia, el palacio del Marqués de Castellanos, la Casa de los Niños del Coro, la Torre de Abrantes, Palacio de Orellana, Palacio de Castellanos o la Casa de la Salina.

Palacio de Orellana.

En 1842 el Ayuntamiento trató de derribar la iglesia de San Pablo y aunque pidió licencia al Gobierno para verificarlo, la vieja parroquia permaneció en pie, aunque en estado de abandono.

Colegios, casonas y palacios

Es la actual residencia del obispo de Salamanca, pero esta edificación ubicado entre la calle San Pablo con Arroyo de Santo Domingo, es del siglo XV. La denominación de la Casa de los Niños del Coro es porque en el siglo XVIII fue ocupada por los niños que cantaban la en la Catedral. Entre los niños que aprendieron y vivieron en esta casa está el compositor y maestro Manuel José Doyagüe, 1755-1842.

Hubo otro colegio en esta calle, el denominado de 2ª enseñanza El Ángel de la Guarda. A mediados del siglo XX estuvo en ese lugar el colegio el Antonio Machado, que hace unas décadas se convirtió en un edificio de viviendas.

La portada de la antigua Casa de la Concordia.

 

La antigua Casa de la Concordia es actualmente una residencia universitaria. Solo se conserva de esta Casona la portada. Se denominó de la Concordia porque aquí San Juan de Sahagún logró que los dos bando enfrentados en Salamanca se reconciliaran después de años enfrentadas.

De palacios a hoteles

Un palacio construido en el siglo XV, de esta época se conserva el patio porticado y en su fachada el escudo del caballero Antonio Mangas Villafuerte del siglo XVII. Don Gregorio Diego Curto, nombre del hotel de cinco estrellas en lo que se ha convertido el antiguo palacio, fue una familia de negocios que vivió en Salamanca en el siglo XVIII.

El actual Hotel Don Gregorio.

La principal intención durante la restauración del palacio fue la recuperación de la esencia que el paso del tiempo ha ido dejado en este edificio histórico y mantener su espíritu señorial. Por ello, desde la decoración hasta el servicio, el Grand Hotel Don Gregorio es hoy un espejo del buen gusto y del refinamiento de los siglos que ya se han ido.

Este antiguo palacio logra acercar a sus huéspedes a la Salamanca barroca de Churriguera y les hace revivir las épocas del Maestrazgo de las grandes Órdenes y del florecimiento de la Universidad.

El NH Hotel Palacio Castellanos.

Otro palacio ubicado en esta calle es desde 1991 un hotel, NH Collection Salamanca Palacio de Castellanos. El Palacio de Castellanos lo mandaron construir en el siglo XV los Marqueses de Castellanos, aunque la fachada que se puede ver es del siglo XIX. En su interior, se encuentra un impresionante patio góticos y también hay detalles neoclásicos, de influencia italiana.

Las grandes familias

El Palacio de la Salina es un edificio construido en estilo plateresco con elementos italianos, edificado en 1538. Airosa fachada, patio con arcos, capiteles y ménsulas de gran interés. El arquitecto fue Rodrigo Gil de Hontañón. El Edificio se divide en dos. La fachada histórica con su verja y escalera, que da al patio del mismo por la calle San Pablo y por el lateral del mismo, a la calle Felipe Espino, el edificio oficial Diputación de Salamanca.

Palacio de La Salina.

El palacio fue un encargo de Rodrigo de Messía Carrillo, casado con doña Mayor de Fonseca y Toledo, señores de La Guardia por lo cual también se le conoce como Palacio de don Rodrigo de Messía o de Fonseca. El primogénito del matrimonio, Gonzalo Messía Carrillo, heredó el 17 de agosto de 1549 la mayoría de los bienes familiares, pero la madre quiso legar a su segundo hijo, Juan Alonso de Fonseca, algunos bienes aportados por ella al matrimonio y, entre ellos, el palacio (y es muy posible que el hijo adoptase el apellido de la familia de su madre por esta razón). Por esta causa en la fachada aparece el escudo de los Fonseca y el palacio también es conocido como Palacio de Fonseca.

Debe su nombre (La Salina) a haber sido sede del estanco de la sal (hasta 1870) y su disposición, abierta a la calle, demuestra que es un edificio construido desde sus inicios para ser público y no destinado a residencia, por lo que se puede afirmar que dicho Juan Alonso de Fonseca, era el concesionario del monopolio de la sal en la ciudad. Desde 1884 es sede de la Diputación Provincial. La institución lo compró en 1881.

Del siglo XVI es también el Palacio de Orellana de estilo intermedio entre finales del renacimiento y principios del barroco. Lo edificó el canónigo Francisco Pereira y Anaya, pasó a ser propiedad de los Rodríguez Fonseca, marqueses de Orellana, por concesión de Felipe III.

Destaca su espléndida fachada, rematada en uno de sus ángulos por una torre con galería, así como el patio de dos pisos, comunicados por una magnífica escalera. Declarado monumento nacional en el año 2000.

Torre de Anaya o también llamado Palacio de Abrantes.

Un poco más antigua es la Torre Anaya, también conocido como el Palacio de Abrantes. Durante el siglo XV y gracias al apogeo de la Universidad de Salamanca se construyeron palacios que dieron a nuestra ciudad el perfil renacentista que gozamos y disfrutamos hoy.

Uno de esas torres fortificadas, la de los Anaya, ha llegado hasta nuestros días desmochada a consecuencia del edicto del emperador Carlos I en el siglo XVI como represalia al levantamiento de los comuneros. Le ocurrió lo mismo a la torre de la Casa de las Conchas, no así a la del Clavero.

San Pablo con la Plaza Mayor al fondo.

Parece ser que del edificio primigenio se conserva el portalón y la ventana ajimezada que se encuentra, precisamente en la calle Jesús. Se aprecia un escudo, la banda de los Anaya y otro de la casa de los Bazán presentes también en el palacio de Orellana. Al parecer, ambas familias, los Anaya y los Bazán habitaron este palacio, que por confusión se denominó durante un tiempo Torre de Abrantes, pero no fue nunca morada de los duques de Abrantes, ya que ellos vivían enfrente.

Iglesias y ruinas

La calle San Pablo debe su nombre al nombre de la iglesia que fue fue construida en el siglo XVII. En sus inicios fue conocida como iglesia de la Santísima Trinidad, ya que estaba relacionada con la Orden Trinitaria. Estaba adosada al convento de los Trinitarios Descalzos, del que ya solo queda la fachada, que ha sido reutilizada en el nuevo edificio de los Juzgados de Salamanca.

La plaza de Colón, donde se encuentran los Juzgados y la iglesia de San Pablo.

La iglesia de San Pablo es de estilo barroco. En su fachada destaca la imagen de la Santísima Trinidad y en su interior la imagen de Jesús Rescatado.

No existe ya, pero aquí también estuvo la iglesia de San Adrián hasta mediados del siglo XIX. La iglesia de San Adrián fue fundada por el caudillo breganciano Pedro de Anaya, allá por 1150. Disponía de tres naves de planta cuadrangular con dos portadas y una torre campanario de ladrillo con ajimeces románicos sobre un arco elevado, por el que discurría la calle. La portada norte fue trasladada al antiguo Hospital de la Trinidad para servir de puerta al cementerio que las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Dibujo de Valentín Cardedera en 1850.
Igesia de San Adrián con torre adosada al Palacio de Orellana y se puede ver parte de la Torre de los Anaya.

Y concluimos el recorrido por la calle de San Pablo, la que más palacios tienen en Salamanca, fijándonos en Los restos descubiertos en esta calle donde estaba ubicado el bar Sebas. En ese espacio aparecieron restos de época romana, medieval y moderna de varias viviendas, además de la canalización y encauzamiento de la alberca de Santo Domingo, que permitían conocer el desarrollo urbanístico de ese ámbito de la ciudad desde los primeros pobladores del mismo.

El solar donde se encontraba el bar de Sebas.

Documentación:

Urbanismo de Salamanca en el siglo XIX, de García Catalán, Enrique
Guía Arqueológica Ciudades Patrimonio
Salamanca en el Ayer.

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