El presidente de los apicultores leoneses exige medidas nacionales para atajar el avance imparable de un problema que afectará a la seguridad de las personas y las producciones de miel, frutas y uva
ICAL. Los resultados del trampeo de primavera de 2018 de la red de monitorización que creó la Junta en 2016, ante la expansión por el norte de España, de la avispa asiática (Vespa velutina nigrithorax) revela que esta peligrosa especie invasora, azote de la abeja melífera, se ha extendido por Picos de Europa.
El mapa de expansión con las capturas de las trampas instaladas, revela también una disminución de las zonas con presencia de este insecto en el norte de Palencia, en relación al primer muestreo de 2017.
No obstante, el mapa muestra otras capturas no asociadas al trampeo directo, hallazgos llevados por particulares a las Unidades Veterinarias, uno que aparece en la zona centro-oeste de Palencia, en plena Tierra de Campos; y otra en El Bierzo, próxima al norte de Zamora, junto a Galicia.
Sin embargo, el norte de Burgos sigue siendo, con diferencia, la zona más afectada por esta avispa. Cabe recordar que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente detectó el primer ejemplar de la ‘vespa velutina’ en Espinosa de los Monteros (Burgos) en octubre de 2014, procedente del País Vasco. Era solo el inicio porque unos meses más tarde, en concreto en mayo de este año, la Junta localizó el primer nido en Valle de Mena, también en la zona de Las Merindades de la provincia burgalesa. La plaga ya se ha adueñado del norte de la Península Ibérica y amplía su ámbito de actuación.
El mapa analizado por Ical, revela que de las 112 trampas repartidas por la Comunidad, 36 capturaron ejemplares al norte de Burgos, una menos que en la primera campaña, hace un año. Asimismo, al norte de Palencia, cayeron avispas asiáticas en tres trampas, cuando en 2017 se detectaron en siete. Por su parte, en León, aparecieron avispas de nuevo en una trampa con capturas en El Bierzo, igual que el año pasado, pero como novedad, dos recogieron ejemplares en Picos de Europa, cuando no se habían detectado un año antes. En el resto de la Comunidad no hubo capturas.
El presidente de la Asociación Leonesa de Apicultores, Javier Morán, advirtió del grave problema que «no se quiere ver» por la expansión de este insecto invasor, que ha demostrado, frente a los estudios, que se está adaptando perfectamente a la climatología y la orografía de la península ibérica. Morán constató su extrañeza por su aparición en Picos de Europa, por la altitud, donde hay industria melífera de alta montaña, de brezos, y trasladó que es una dato «preocupante y mucho».
Este apicultor constató que aunque en la provincia de león, la avispa asiática está empezando a entrar y todavía «no ha hecho daño alguno» a la producción de miel con los primeros nidos, todo apunta a que la temporada que viene tendrán «problemas serios». Y es que, como recalcó, está especie «se multiplica por seis cada temporada apícola».
Javier Morán indicó que el problema debe ser abordado de forma global, por lo que reclamó que lo asuma el Gobierno y Europa, y destinen las inversiones que sean necesarias para atajarlo en las autonomías donde ya es un problema, y donde no se ha detectado que se vayan preparando, porque el avance proseguirá imparable.
«Las autonomías que no tienen este problema, que no se equivoquen, porque llegarán. No se dan cuenta y es un problema que hay que atajar de forma global con las inversiones que sean necesarias, y la pelota debe pasar al ministerio», dijo.
En este sentido, constató que en la actualidad, las actuaciones son competencia de la Junta, que se limita a instalar trampas para detectar su presencia, y Medio Ambiente aplica un protocolo para su retirada, «nada más». Así, apeló que se adopten otras medidas, como destinar fondos a investigaciones sobre la morfología de este animal y las enfermedades que pueden afectarla, para poder atacarla «químicamente». Asimismo, reclamó fondos para formación a los apicultores para que después sean ellos quienes puedan aplicar esas medidas sin tener que depender siempre de los agentes forestales.
Y es que como advirtió, no se trata solo de salvar las producciones de miel, sino de garantizar la seguridad de las personas, porque «se trata de una especie muy agresiva» que ataca a los seres humanos, como se ha comprobado este año en varios casos en Galicia. Asimismo, advirtió de que a estos insectos «les gusta el azúcar» y sentenció: «Que se agarren también los productores de vino, porque destroza la uva; así como los de fruta como la pera y la manzana, porque las como y la maca».
Éxito de un invasor
El Gobierno regional destaca en su web, que la Vespa velutina nigrithorax es un avispón invasor de origen asiático, introducido accidentalmente en Francia en 2004. Actualmente se encuentra por prácticamente toda Francia, norte de España y de Portugal.
El éxito invasor de esta especie se explica, según las explicaciones que aporta el Gobierno regional, por su buena adaptación a las condiciones climáticas y ambientales del norte de España y a la ausencia de enemigos naturales eficientes. Se alimenta de frutos maduros e insectos, en particular de otros himenópteros sociales, y es manifiesta su voracidad hacia las abejas.
La Junta indica que la Vespa velutina nigrithorax es muy parecida a otra avispa presente en nuestro territorio, la avispa europea (Vespa crabro) aunque presenta diferencias con ella como el color negruzco de su cuerpo, salvo la parte final del abdomen y parte de la cabeza que son anaranjadas y la parte distal de las patas que son amarillas
Cabe destacar que cada año se prevén dos trampeos, uno en primavera, que se produce en el momento en el que las avispas reinas salen de la hibernación, con la colocación de 112 trampas. Se crea así una red de centinelaje completa, en las cercanías de explotaciones apícolas de las zonas que fueron consideradas de riesgo de entrada de este avispón.
Otro se produce en otoño, momento que coincide con el periodo en el que las futuras reinas y los machos que las fertilizan realizan los vuelos nupciales para posteriormente abandonar el nido a la búsqueda de nuevos territorios donde asentarse antes de iniciar su hibernación. En este periodo se repite la colocación de las trampas de primavera y se distribuyen nuevos puntos de centinelaje en las nuevas zonas de hallazgos.