[dropcap]D[/dropcap]oña Letizia, fiel a su inagotable curiosidad, quizá por aquello de que fue periodista, entró en la sala del láser y preguntó: ¿Dónde hay que mirar? Se lo explicaron a ella, al rey Felipe VI, y al resto de la comitiva. Y comentaron que si se guardaba silencio, se podía escuchar el láser al impactar. Ese sonido, ni ella, ni el rey, ni la comitiva lo pudo escuchar, porque era justo después de que el rey apretara el botón y en ese momento, aunque nadie habló, los disparos de las cámaras de fotos y los flases ametrallaban la sala.
¿Dónde hay que mirar? Preguntó la reina. Nosotros la miramos a ella. Fue inevitable porque estaba radiante, este veranillo de San Miguel que estamos teniendo en septiembre le está sentando muy bien, y el dos piezas de Massimo Dutti que estrenó para acudir a Salmanaca (le perdonamos que repitiera los zapatos de 12 centímetros de tacón de Carolina Herrera) le sentaba muy bien el dos piezas blanco y con topitos en azul oscuro resaltaban su bronceado y el cinturón realzaba aún más su esbelta figura.
Además, al bajar del coche, pudimos comprobar un detalle más de la vaporosa falda que le pudo jugar una mala pasada, menos mal que había poco viento, porque al llevar una abertura casi frontal, con una brizna de aire o con el simple movimiento, la falda cobraba vida propia. Casi, casi nos protagoniza la famosa escena de Marilyn Monroe, en la película ‘La tentación vive arriba’, aquella del vestido blanco y el metro de Nueva York.
El rey gastó una broma antes de apretar el botón que iniciaba el láser, dijo que si había cuenta atrás para apretar, quizá haciendo un guiño al ministro de Ciencia, Innovación y Universidad que acompañó a los reyes en esta visita, y van seis en un año, de los reyes a Salamanca. Hecho que provocó la risa de los asistentes.
Después, los reyes acudieron al Paranifo de la Universidad y allí pudimos ver que el dos piezas de la reina, tenía abertura frontal, por lo que se pudo ver las tonificadas piernas que luce la reina. El gimnasio está haciendo su efecto.