Cine negro

– El otro día vi en TV la película «El sueño eterno».

-¡Ah, sí! Con Humphrey Bogart y Lauren Bacall.

– ¡Eso es! ¡Vaya memoria que tiene usted!

– Es que el cine negro clásico me gusta mucho.

– ¿Y qué opina usted?

– ¿De esa película? Pues no es una de mis favoritas. Se aprecia claramente que es una adaptación de la novela. Como casi siempre, si la has leído te resulta fácil seguir el guión. Pero si no, o si no te acuerdas bien, te resulta incomprensible y te deleitas sólo con la actuación de los intérpretes, que, ¡eso sí!, es formidable.  Pasa lo mismo con «El halcón maltés». El detective es demasiado listo y resulta difícil seguir el argumento…

– Tiene razón. ¡Pero es que Humphrey Bogart…! Recuerde «Casablanca»…

– Pues mire usted. Para ver una actuación fuera de serie de él, yo prefiero «La Reina de África».

– ¡Es verdad! Y volviendo al cine negro…

– Para mí, su Edad de Oro fue entre los años 45 y 65. Me estoy refiriendo a las películas en blanco y negro, que son mis favoritas. Con el color…, no sé… Parece como que pierden su encanto, su momento… También hay obras geniales, por supuesto, como, por ejemplo, «El golpe», pero eso… es otra cosa.

– ¿Y cuál es su predilecta?

– Yo haría una clasificación, separando las de detectives, las de robos, y las de investigaciones de seguros, o las de mafiosos. Para mí la mejor es «La jungla de asfalto».

– ¡Ahh! Una de las primeras de Marilyn Monroe. ¿Le gustaba?

– No especialmente. En esa película hizo un papel muy secundario y facilito, bien hecho, sí. Pero nada en comparación con el que hace Sterling Hayden y todos los demás, que bordan unas actuaciones muy convincentes y claras. Me gusta, sobre todo, la personalidad de los atracadores, que no son tan malos, y de los buenos, que tampoco lo son tanto. ¡Una maravilla!

– ¿Y qué me dice de «Atraco perfecto»? También hacia el papel principal el mismo actor, en la cúspide de su carrera…

– ¡Otra maravilla! Pero había tantas… «Perdición», con Fred Mac Murray, Barbara Stanwyck y Edward G. Robinson; o «Forajidos», con la monumental Ava Gardner y Burt Lancaster. Ambas son de investigadores de seguros…

– ¿Se acuerda usted de «Rififí»?

– ¡Ahh, sí! Una buena respuesta del cine europeo. Hubo una secuela infinita de películas que trataron de imitarla… Pero siempre que se nombra esta película surge su parodia: «Rufufú».

 – Eso le iba a comentar… Es como el «Quijote» del cine negro. ¡De las más divertidas que he visto! ¡Planifican un atraco con todo detalle para acabar comiéndose un plato de macarrones!

– Sí. ¡Desternillante! Trajo tras de sí un montón de imitaciones cómicas, incluso en España. Aquí tuvo mucho éxito «Atraco a las 3».

– Eso le iba a preguntar. ¿Qué opina del cine negro español?

– Se hicieron, pero no cuajaron. Tenían algo así como excesivamente teatrales, retratando una sociedad poco convincente, muy sofisticada… Y eso que contábamos con actores muy buenos… Mire, sin ir más lejos, no hace mucho repusieron en TV una película española que no conocía y que me gustó mucho…

– ¿Ah, síi? ¿Cuál?

– «Los cuervos», con George Rigaud y Arturo Fernández. ¡Lástima de final, que me parece un tanto precipitado y con fallos argumentales! Arturo Fernández fue encasillado después en temas románticos, como en «La Casa de la Troya», o donjuanescos, que no dejaban ver el gran intérprete que era… Alberto Closas también hizo papeles policiacos muy buenos…

– Es que el problema de los actores y actrices españoles ha sido que estaban encajados en el mercado exclusivamente nacional. ¿Qué hubiese pasado si hubiesen nacido o trabajado en Norteamérica?

– Pues que habrían triunfado allí plenamente, acaparado Oscars y todo tipo de distinciones merecidísimas…

-¡Ya lo creo que sí! Pero se está haciendo tarde. Si le parece, dejamos ese tema para otro día.