[dropcap]L[/dropcap]a película, protagonizada por Mayalde, se estrenará mundialmente el próximo domingo, 18 de noviembre, en el Festival de Gijón, donde competirá dentro de la Sección Oficial
César Combarros/ ICAL. Nueve años después de alzarse con una mención especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Gijón, el realizador salmantino Gabriel Velázquez regresará al certamen asturiano el próximo domingo, donde competirá en la Sección Oficial de su 56ª edición con ‘Zaniki’, su sexto largometraje. La película, protagonizada por los integrantes del grupo de folk Mayalde, rinde homenaje a las tradiciones y el folclore charros, y reivindica el legado que, generación tras generación, se ha perpetuado hasta nuestros días.
“Desde que conocí a Eusebio Mayalde hace unos siete años he querido hacer esta película”, señala el realizador en declaraciones a Ical. Velázquez, que ya protagonizó un primer acercamiento al folclore salmantino en 2001 con su cortometraje ‘Charrosis’, señala que su interés por la música tradicional salmantina despertó definitivamente hace una década, cuando buscaba localizaciones para ‘Iceberg’.
“Estábamos cerca del río, en una zona con naves abandonadas, y empezamos a escuchar una música que parecía venir del cielo. Al acercarnos descubrimos a un señor vestido de típico charro que estaba tocando la flauta y el tamboril mientras pasaba el agua solamente por placer. Aquello me tocó mucho y decidí investigar sobre la música tradicional salmantina en el Instituto de las Identidades. Un día, mientras escuchaba discos, el director del centro me dijo: ‘Tienes que conocer a un señor que es mágico: Eusebio Mayalde’, y así llegué a él”, recuerda.
Según comenta, se quedó prendado de Eusebio “nada más verlo”. “Llegó en una moto antigua de gran cilindrada, con un casco y unas gafas como los de los aviadores de la primera guerra mundial, con un estilo muy especial, fumando con una boquilla de hueso de liebre y con una voz grave y pausada. Esa misma tarde fui con mi director de fotografía a su casa en Aldeatejada y allí, entre cuentos y leyendas, nos enseñó cómo fabricaba instrumentos con cuernos, sartenes o cucharas de madera, con los que producía una música mágica. Me fascinó su dominio de los ritmos y los sonidos, su poder de hacer sonar el viento, y desde ese mismo día decidí que quería hacer una película sobre él sí o sí”, evoca.
El relevo del chamán
Después de tres años intentando convencerle para arrancar tiempo de su apretada agenda, el rodaje finalmente cristalizó a finales de noviembre de 2017, con temperaturas de hasta siete grados bajo cero, y fue entonces cuando entró en la ecuación un elemento que a la postre resultaría definitivo: Beltrán, el nieto de Eusebio, que a sus ocho años comenzaba a aprender sobre el folclore. “El mundo de los niños siempre me ha atrapado. En la película hay un momento en que abuelo y nieto se echan al monte juntos, en un viaje iniciático. Fue entonces cuando Eusebio, quizá por instinto y como si estuvieran los dos solos, comenzó a llamar a su nieto Zaniki. Esa palabra produce un sonido casi onomatopéyico de cómo es el chaval, pequeñín y casi como una lagartija. Es algo que inventó Eusebio y que para mí significa el momento de la iniciación, el relevo”, desgrana.
Zaniki’ es una historia grande hecha con pequeñeces. ‘Zaniki’ es una gran mentira contada en honor a la verdad. ‘Zaniki’ es un despertar en la tierra de los sueños”, señala el propio Eusebio Mayalde sobre la película.
El film, calificado como “mutante” por los organizadores del Festival de Gijón, tiene apariencia de documental aunque “es ficción pura y dura”, tratada, eso sí, “de una manera muy naturalista”. “Me gusta ese estilo y quienes aparecen ante la cámara no son actores profesionales, pero está todo muy preparado porque la película busca ser muy preciosista, con una estética muy cuidada y con un aire documental, que está pensado al milímetro”, señala el cineasta.
Tras participar con sus anteriores largometrajes en los festivales de San Sebastián (‘Sud Exprés’, 2005), Róterdam (‘Iceberg’, 2011), Berlín (‘ärtico’, 2014) o Toulouse (‘Análisis de sangre azul’, 2017), entre otros, Gabriel Velázquez está “encantado” de regresar la próxima semana al Festival de Gijón, que en su opinión es “el más ‘indie’ de los que se celebran en España”. “Además, la ciudad es alucinante, la gente es súper moderna y maja a la vez, y encima te lo pasas bien”, sonríe.
Tras su estreno mundial en Gijón, ‘Zaniki’ participará en la sexta edición de Rizoma, certamen internacional que une cine, arte y música en Madrid, y el 14 de diciembre tendrá su puesta de largo en el Teatro Liceo de Salamanca. Además, el próximo año, probablemente en torno a febrero, la película llegará a las salas comerciales españolas de la mano de la distribuidora Pirámide Films, que ya se ha ocupado de mover por todo el territorio nacional los anteriores largometrajes del realizador salmantino.