Dos investigadores del Servicio de Hematología del hospital universitario de Salamanca, considerado el segundo mejor de España por el Monitor de Reputación Sanitaria, Ramón García y María Eugenia Alonso, lideran un proyecto que, posiblemente, suponga un paso más hacia un mejor tratamiento del cáncer en la sangre. En concreto, vigilarán durante los próximos dos años las mutaciones del linfoma B difuso de células grandes para elaborar mejores diagnósticos.
Alberto Arrojo/ ICAL. Como parte del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (Ibsal), un espacio para el estudio surgido hace siete años fruto de la colaboración entre la Junta de Castilla y León y la Universidad de Salamanca, lograron una beca de 50.000 euros otorgada por la compañía americana Gilead para poner en práctica un proyecto mediante el cual esperan desarrollar mejores diagnósticos para los pacientes que sufren el linfoma B difuso de células grandes. «Uno de los más comunes y agresivos», apunta Ramón García, el responsable del proyecto, que además es presidente electo de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.
En concreto, como explica María Eugenia Alonso, su directora y encargada del diseño del mismo, durante los próximos dos años se vigilarán las mutaciones del linfoma B difuso de células grandes a través de muestras extraídas por biopsias líquidas. «Están de moda porque son menos agresivas que las biopsias directas», explica. De este modo, se podrá aplicar a los pacientes la denominada ‘terapia personalizada’. Conocer las mutaciones de este linfoma ayudará a los médicos a determinar qué pacientes tienen suficiente tratamiento o qué pacientes necesitan reducirlo o aumentarlo.
«Ciencia ficción»
Según los datos del Monitor de Reputación Sanitaria, es el Hospital Clínico de Barcelona el centro con el mejor servicio de hematología del país. Pese a que el de Salamanca mejoró sus resultados respecto a los datos de 2017, pasando del tercer puesto al segundo, desde el Hospital Universitario reconocen que es difícil competir contra los proyectos de «ciencia ficción» que se desarrollan en el centro catalán.
En concreto, uno de esos trabajos se centra en el tratamiento de pacientes a través de terapias ‘carticels’. Se basa en la extracción de linfocitos a los enfermos, unos linfocitos que son tratados en laboratorios para que, otra vez dentro del paciente, ataquen a las células tumorales. No obstante, desde el Hospital de Salamanca esperan poder realizar pronto este tipo de terapias para así, ser junto con el Clínico de Barcelona el único centro del país en ponerlas en práctica.
Pese a ello, hay puntos en los que los médicos salmantinos superan a los barceloneses. Como Ramón García y Maria Eugenía Alonso explican, el servicio de Hematología del Hospital de Salamanca es el que más trasplantes realiza de todo el país, 79 durante el pasado año. Además, trabajos relacionados con la biología molecular o la citogenética están a la altura o incluso superan a los que se desarrollan en el Clínico de Barcelona, como ambos señalan. Pese a la sana rivalidad, García y Alonso reconocen estar «muy contentos» por los resultados obtenidos.
El futuro
Al pensar en la cura del cáncer es posible que se tienda a creer un su desaparición en todos sus casos. Pero cada uno de ellos es un mundo, y las terapias personalizadas, en lo que se basa el proyecto que se desarrollará en el Ibsal, suponen pasos para que los porcentajes de cura aumenten. En lo que respecta a los próximos diez años, Ramón García y María Eugenia Alonso tienen la esperanza de que se pueda aumentar el porcentaje de cura del mieloma múltiple del 20 o 30 por ciento actual hasta el 50 o 60 por ciento.
En concreto, confían en acercarse a una curación de casi el cien por cien en el caso del linfoma B de células grandes, la patología en la que se centra su proyecto. En este sentido, reconocen que el saber qué es lo que hay que hacer y qué es lo que no a la hora de desarrollar un diagnóstico, labor en la que esperan avanzar gracias a su próxima investigación, puede ayudar a la consecución de su meta.
En lo que respecta al linfoma de Hodgking tienen más esperanzas, creyendo que en diez años será posible superar el 85 por ciento de casos de éxito en su curación. Más complicado parece lograr una cura más efectiva para la agresiva leucemia aguda mieloblástica. En este caso, reconocen que sería un gran logro llegar a superar el 50 por ciento de pacientes curados.