La Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica recomienda limitar el cobro de las pensiones de viudedad para que solo las perciban los jubilados, así como impedir que las personas divorciadas puedan acceder a ellas.
En su informe anual sobre el estado de las pensiones, la OCDE ha subrayado que el objetivo de estas pensiones es mantener el nivel de vida de los viudos. «Las pensiones de viudedad deberían centrarse más claramente en suavizar el nivel de vida de los viudos, un objetivo político necesario, al mismo tiempo que se limitan los desincentivos para participar en el mercado laboral y se elimina cierta redistribución entre los hogares que es difícil de justificar», ha señalado.
La propuesta del organismo pasa por «internalizar» el coste de las pensiones dentro de las parejas. Es decir, que los individuos que vivan en pareja deberían cobrar menos que los jubilados que vivan solos o estén solteros. Consideran que así se equilibraría el gasto de las pensiones de viudedad.
Esto es porque creen que las parejas que comparten casa se benefician de «economías de escala» frente a los que viven solos. Tienen más poder adquisitivo aunque cobren la misma cantidad.
Además, señalan que las pensiones de viudedad no deben de cobrarse de por vida si la persona que la va a recibir no está jubilada. «En su lugar, a edades más tempranas, un beneficio temporal debería ser accesible tras la muerte de la pareja para ayudar a la persona viuda a adaptarse a la nueva situación», explican.
No obstante, solo nueve países miembros limitan o niegan el derecho a cobrar una pensión de viudedad después de un divorcio. «Las pensiones de viudedad son útiles para proteger los ingresos disponibles de una persona una vez que su pareja muera, de la misma forma que las pensiones de jubilación sirven para evitar una caída en los ingresos tras las jubilación», afirma la OCDE, lo que «no es relevante» cuando quien muere es una antigua pareja.
