El hombre que abrió Salamanca a España y Europa

Diego Muñoz-Torrero fue uno de los padres de la Constitución de 1812. Es uno de los grandes ilustres de la Universidad, de la que fue rector con 26 años. Murió en Lisboa torturado por un rey, Fernando VII, al que defendió
Diego Muñoz-Torrero, uno de los padres de la Constitución de 1812 y rector de la Universidad de Salamanca con 26 años.

 

[dropcap]O[/dropcap]cho siglos contemplan a nuestra Universidad y desde entonces incontables estudiantes han pasado por sus aulas, en la serie ‘Ilustres de la Usal’ queremos rescatar la vida y trayectoria profesional de algunos de estos alumnos o personas con notoriedad mundial que se han acercado hasta Salamanca para formarse o para transmitir su saber

Traemos a esta serie a Diego Muñoz-Torrero, del que la Universidad de Salamanca le ha rendido un homenaje. ¿Por qué? Hablemos de este hombre que fue rector del Estudio Salmantino con 26 años y padre de la Constitución de 1812.

El rector Ricardo Rivero habló de que nos habían ‘vendido’ que había dos ‘Españas’, pero en realidad son tres. La que no está en el extremo izquierdo, ni derecho, sino en la que se asientan la mayoría de los españoles. «Muñoz-Torrero era un liberal que no estaba con ningún extremo. Apostó por fomentar y mejorar la Biblioteca de la Universidad y concilio a las facultades durante su periodo como rector. Además, creía en la soberanía popular y en las libertades».

Además, Rivero señaló que fue condenado por un rey, Fernando VII, al que defendió. «La Universidad de Salamanca tiene relegado a Fernando VII, ‘El Deseado’ a un aula menor, no está en el Paranínfo, y de Fernando VII decía Napoleón que era indiferente a todo. No tiene idea de nada. Es estúpido y mezquino. Este hombre fue el que ordenó la muerte de Muñoz-Torrero. No tuvieron compasión con él».

El rector cree al igual que Muñoz-Torrero que «solo una educación liberal forja hombres y mujeres libres para formar europea».

De izq a drcha. Marcelino Oreja, Fernando Rey, Ricardo Rivero, Guilleromo Fernández Vara, Ana Valls y Enrique Cabero.

Por su parte, Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, cuna natal de Diego Muñoz-Torrero, apuntó durante el homenaje que le rindieron al catedrático y político del siglo XIX que seguimos hablando de las mismas cosas hace 200 años. «Estamos formando una sociedad de individuos, no de ciudadanos. Juntos somos más. Los populistas dicen lo que el individuo, no ciudadanos, quiere oír. Sobre todo contra alguien, sin dar propuestas, sin proyecto definido».

El presidente extremeño se preguntó qué quién sería nuestro Muñoz-Torrero hoy en día. «Ahora no nos sentamos a hablar. Hay más cosas que nos unen q nos separan. Parece que estamos aquí para echar al otro, no para darle soluciones».

El ilustre Diego Muñoz-Torrero

Hablemos de quién fue Diego Muñoz-Torrero, uno de los grandes ilustres que han pasado por las aulas de la Universidad de Salamanca durante estos ocho siglos. Primero como alumno, a la que accedió cuando tenía 11 años, y después como profesor, catedrático y rector, puesto que ocupa con 26 años.

Entre los méritos que se le reconocen durante su ejercicio rectoral se ha subrayado la ampliación de los fondos existentes en la Biblioteca Universitaria. De igual modo, se destaca su intermediación en los conflictos existentes entre las Facultades de Medicina y Artes, por un lado, y las de Teología y Jurisprudencia, por otro. Muñoz-Torrero apostó por la creación del Colegio de Filosofía además de representar un espíritu reformista en torno a los métodos de enseñanza, los planes de estudio, las prácticas académicas y los textos docentes.

Asistentes al acto celebrado en honor de Diego Muñoz-Torrero.

Tras el alzamiento nacional contra José I en 1808, Muñoz-Torrero es nombrado miembro de la Junta de Extremadura y enviado posteriormente a Cádiz como diputado a las Cortes Generales en la legislatura 1810-1813. El 24 de septiembre de 1810, durante la jornada inaugural de las Cortes, es el primer diputado en intervenir haciendo varias proposiciones de tipo liberal relativas a la soberanía popular, la separación de poderes, la abolición de la Inquisición, la libertad de prensa o la de imprenta. En defensa de esta última apunta que se traicionarían los deseos del pueblo y se darían armas “al Gobierno arbitrario que hemos empezado a derribar, si no decretásemos la libertad de imprenta». «La previa censura es el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir por siglos», añade.

El 24 de marzo de 1811 Diego Muñoz-Torrero fue designado presidente de la Cámara, cargo que ostentó durante un mes, hasta el 23 de abril.

En marzo de 1814, Fernando VII da un golpe de estado, disuelve las Cortes el 10 de mayo y declara nulas todas las disposiciones tomadas por ellas, persiguiendo y encarcelando a quienes tomaron parte en su constitución. Por liberal, Muñoz-Torrero fue detenido, y por su condición de sacerdote fue encerrado en el monasterio de San Francisco en Padrón (La Coruña), donde permaneció seis años.

En 1820, el general Riego encabeza una sublevación de las tropas reclutadas para ir a América, que, aunque fracasa, obliga al rey a jurar la Constitución. Muñoz-Torrero es elegido de nuevo diputado por Extremadura, y las Cortes le nombran presidente de su Diputación permanente, puesto desde el que consigue suprimir la Inquisición de forma definitiva.

En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis enviados por la Santa Alianza devuelven a Fernando VII sus prerrogativas absolutistas, dando comienzo a la conocida como Década Ominosa. Muñoz-Torrero huye a Portugal, donde también es perseguido por sus ideas liberales. Hecho prisionero, es encerrado y torturado hasta la muerte en la Torre de San Julián de la Barra.

Hablando de Muñoz-Torrrero

La alcaldesa de su pueblo natal, Ana Valls, recordó que Diego Muñoz-Torrero fue el encargado de redactar los dos primeros Artículos de la Constitución de 1812. «Él estaba convencido de que el objeto del gobierno es La felicidad de los ciudadanos. Soñó con un pueblo libre».

Fernando Rey, consejero de Educación de Castilla y León, agradeció este acto de profundo significa y recordó que Muñoz-Torrero tuvo una triste y agitada vida política.

Durante el acto, Rey puntualizó que Salamanca es la marca global más reconocible de Castilla León. «Salamanca ha sido un laboratorio de ideas, tanto en 1812 como en 1978. Por aquí estuvieron, Tierno Galván, Pedro de Vega, Tomás y Valiente. En tiempos de Muñoz-Torrero había aquí un grupo de liberales que estaban abriendo nuestro país. Muñoz-Torrero hablaba de la libertad de imprenta».

El consejero explicó que Muñoz-Torrero trajo libertades. Incluso con él se saltaron muchas normas. En su época eran rectores los estudiantes, él cuando llegó a rector era catedrático. No podían vivir en colegios mayores, él lo hacía. Muñoz-Torrero abre Salamanca a España y Europa. Está a la altura de Jefferson o Adams. Dio su vida por la Soberanía Nacional, pero Fernando VII se quedó con su cara y no cesó hasta matarlo».

Siguiendo con la vena europeísta de Muñoz-Torrero, Marcelino Oreja Aguirre señaló que solo los valores salvarán la síntesis de Europa. Debemos oponernos al posibilismo oportunista. Si no podemos tener ejército de EEUU tendremos que hacer un ejército como el que ha mencionado Merkel, a la que echaremos de menos».

Homenaje en su casa

La Universidad de Salamanca acogió este miércoles la celebración del homenaje a Diego Muñoz-Torrero, exrector del Estudio salmantino y padre del constitucionalismo español, con motivo de las conmemoraciones del VIII Centenario de la institución académica y del 40 aniversario de la Constitución Española de 1978.

El acto celebrado en las aulas de la Universidad más antigua de España complementa el realizado en la localidad natal del antiguo rector, Cabeza del Buey (Extremadura), donde el pasado 19 de marzo se constituyó la Fundación bautizada con el nombre de este sacerdote pacense, que pasó a la historia por sus ideas aperturistas y su decidida apuesta por la democracia.

El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, abrió la sesión para dar paso a una conferencia de Marcelino Oreja, miembro de la Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, antiguo alumno de la Universidad de Salamanca. Ministro de Exteriores durante la Transición y embajador del VIII Centenario, quien disertó sobre “Los valores de Europa”.

El homenaje también contó con las intervenciones del presidente de la Junta de Extremadura y de la Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, Guillermo Fernández Vara; la alcaldesa de Cabeza del Buey y presidenta de la Fundación Diego Muñoz Torrero, Ana Belén Valls Muñoz, y el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey.

Ana Valls, presidenta de la Fundación Diego Muñoz-Torrero, y Ricardo Rivero, rector de la Usal.

Muñoz-Torrero, de cuya muerte se cumplen 189 años, llegó a presidir la comisión redactora de la Constitución de Cádiz, conocida popularmente como ‘La Pepa’, aprobada el 19 de marzo de 1812. Durante un mes, además, estuvo al frente de las Cortes desde las que defendió valores como la soberanía popular, la separación de poderes, la libertad de prensa o la de imprenta, que no han perdido vigencia y siguen marcando la hoja de ruta del parlamentarismo actual.

De aquella época destaca también el hecho de que la bandera nacional utilizada en la cámara gaditana, de tafetán con dos fajas rojas y una amarilla intermedia -todas de igual anchura-, fue regalo del propio Muñoz-Torrero. Esa enseña fue utilizada por la Milicia Nacional a partir de 1820.

Durante el tributo, la alcaldesa y el rector salmantino intercambiaron una copia de esa bandera y otra del acta de nombramiento del pacense como rector de la Universidad de Salamanca, responsabilidad a la que accedió en 1787.

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