[dropcap]E[/dropcap]n el PSOE fui considerado siempre como “vaticanista”. En ese grupo se integraban los militantes creyentes que no ocultaban sus creencias. En las encuestas realizadas por el partido, los votantes socialistas que se consideraban católicos superaban siempre el sesenta por ciento, entre los militantes bajaba un poco, pero también éramos una buena proporción. Con todos estos preámbulos, no es de extrañar que en algún momento sonara mi nombre para embajador en la Santa Sede. Dentro del grupo de vaticanistas destacaba Gregorio Peces Barba, pero en los últimos años se distanció y así me lo hizo saber en una cena que compartimos en Salamanca.
Coincidiendo con los Gobiernos de Zapatero se formó en Salamanca un grupo de cristianos socialistas, agrupados en la corriente “Tender Puentes”. Tratábamos de buscar puntos de encuentro entre la Iglesia institución y los socialistas en el Gobierno de España. ç
En este grupo, formado en Salamanca por una docena de personas, estaban Alfonso Maruri, Susana Moya, Roberto Araujo, Josefa Sánchez, entre otros; todos amigos, militantes y simpatizantes del PSOE. Las cosas fueron de mal en peor.
Los sectores más conservadores de la Iglesia y el PP no querían saber nada de conversar con los socialistas a los que consideraban enemigos peligrosos. La Ley de plazos en la interrupción del embarazo y la del matrimonio entre personas del mismo sexo sacaron de quicio las cosas y fracasaron los intentos de acercamiento. Pude darme cuenta de que para la jerarquía de la Iglesia los creyentes situados políticamente en la izquierda no contamos.
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1 comentario en «Cristianos por el socialismo»
Pienso y me creo que el primer socialista fue Jesús de Nazaret, pues que no puede estar en contra de la religión católica el socialismo, que se basa en repartir la «tarta» entre todos